El Ballet del Théâtre du Capitole de Toulouse presenta el ballet El cascanueces que el Gran Teatre del Liceu de Barcelona ofrece con el apoyo de la FUNDACIÓN LOEWE. Un ballet tradicionalmente navideño que recorre la partitura de Tchaikovsky narrando las aventuras de la pequeña Marie por la región de los sueños.
Kader Belarbi, director de la compañía, ha coreografiado su propia versión del clásico estrenado en 1892 por los Ballets Imperiales en San Petersburgo inspirándose en su propia niñez y con la experiencia que atesora de su larga carrera como bailarín Étoile en la Ópera de París. El coreógrafo sitúa el Primer Acto en un internado infantil en el que sólo pasan la Navidad unos cuantos niños huérfanos junto a su director, Drosselmeyer: un personaje al que Belarbi también concede dotes mágicas que llevan a Marie a viajar por un sorprendente mundo onírico lleno de aventuras.
Abanicos desplegables de papel, cajas de música o coloridos recortables diseñados por Antoine Fontaine e iluminados por Hervé Gary, distancian el ambiente mágico del Segundo Acto de una oscura primera parte. El cuidado vestuario diseñado por Philippe Guillotel encaja a la perfección con la coreografía de Kader Belarbi. En esta versión de El cascanueces hay danza en puntas, pero no hay tutús rosas; el ballet académico se convierte, en manos de Belarbi, en una herramienta artística que no obliga a los bailarines a sucumbir bajo el peso del virtuosismo. Marie, su protagonista, parece inspirada en Pipi Calzaslargas –luce incluso una simpática peluca roja– y se rodea de un ‘Club de los cinco’ formado por juguetes que nos recuerda a la famosa saga juvenil creada por Enid Blyton. Parece que la niñez del propio Belarbi se mezcla en la construcción de unos personajes que nos sorprenden por su paradójica familiaridad y transgresión, especialmente en el Segundo Acto: los bailarines de la danza española son ranas, los árabes nos recuerdan al célebre Hombre Michelín, la rusa nos traslada a una fábrica soviética… además de los juguetes mecánicos e inventos que maneja a su antojo el misterioso Drosselmeyer.
Kader Belarbi se acercó, para esta creación, a la obra que inspiró el ballet original: El cascanueces y el Rey de los ratones, de Alejando Dumas, padre. Además, la estética fascinante del cine de Georges Méliès que inspira su ambientación convierte esta producción en un ballet que emociona a mayores y pequeños. El Ballet del Théâtre du Capitole está acompañado por la Orquesta del Gran Teatre del Liceu de Barcelona, dirigida por Marius Stieghorst, que interpreta la partitura de Tchaikovsky con arreglos de Anthony Rouchier. El cascanueces podrá verse en Barcelona entre los días 28 de diciembre y 4 de enero.
Fotografías: El cascanueces © David Herrero para Ballet du Théâtre du Capitole.