El proyecto educativo y pedagógico que la Compañía Nacional de Danza está desarrollando con el apoyo de la Fundación Loewe no deja de crecer. Como parte de las celebraciones del 35 aniversario de la compañía, se acaban de presentar los primeros ejemplares de sus Cuadernos educativos. «Queríamos encontrar la forma de acercar al público nuestro repertorio, explicar por qué determinados coreógrafos o piezas son imprescindibles y también dar ciertas pautas que expliquen nuestra actividad diaria», comenta Elna Matamoros, asesora de la Fundación Loewe y Ballet Master en la CND, de cuyas publicaciones educativas es responsable.
Así, en conversaciones con José Carlos Martínez, Director Artístico de la CND, «surgió la idea de hacer unos pequeños libritos que pudiéramos regalar a quienes vienen a ver nuestros ensayos para que se lleven un resumen de aquello de lo que se han empapado». De cada título aparecerán dos versiones, una para adultos y otra para niños y jóvenes, ya que «cada tipo de público, como cada lector, requiere unas imágenes y unos contenidos adecuados. Encontrar el equilibrio es todo un reto, pero los temas que tratamos en nuestros cuadernos son muy atractivos».
George Balanchine es el primer protagonista de la serie ya que «como coreógrafo, es el puente entre la danza clásica académica y la estética contemporánea», algo que -explica Elna- refleja exactamente el proyecto de ampliar el repertorio que tiene Martínez al frente de la CND. «Actualmente bailamos dos obras de Balanchine: Who Cares? y Allegro Brillante, aunque en etapas de directores anteriores también se pusieron en el escenario piezas como Agon, Concerto Barroco, Los cuatro temperamentos, Serenade, Tchaikovsky Pas de Deux o Tema y Variaciones. Balanchine es una pieza clave en la Historia de la Danza, pero también en los 35 años de vida de la CND».
Queda constancia de ello en las fotografías que ilustran estos cuadernos, que recuperan parte del pasado de la compañía, además de reunir a un buen número de fotógrafos relevantes como Steven Caras, Henri Cartier-Bresson, Ernst Haas o Martha Swope. «Si tuviera que quedarme con una sola imagen», explica Matamoros, «quizás sería la que elegimos para la portada». Se trata de un autorretrato del propio Balanchine «que nos ha cedido The George Balanchine Trust, entre otras muchas fotografías».
La reacción de los lectores ha sido magnífica. «Me encanta que los responsables de The George Balanchine Trust nos hayan dado todas las facilidades, ya que son muy estrictos con la difusión de imágenes y contenidos del legado que protegen, y que estén entusiasmados con el resultado, pero me alegra mucho más que los lectores se hayan fascinado con Balanchine, y muy especialmente los niños», añade Elna. «No dudé en pedir ayuda a mi hijo de 11 años, y creo que parte del éxito es habernos podido poner a su altura para saber cómo llegar a las generaciones más jóvenes».
Ya están en preparación los próximos Cuadernos educativos, que desvelarán algunos secretos de la técnica del ballet y uno de los títulos más emblemáticos de la danza, de próximo estreno por la CND. «Nuestra intención -nos explica su responsable- es sacar dos publicaciones al año, de modo que en un par de temporadas más, la colección de cuadernos abarque lo suficiente para que funcione en su conjunto como una guía de acercamiento a la danza y así nuestro público, actual y futuro, se sienta cada vez más involucrado. En ese sentido, el apoyo de la Fundación Loewe es fundamental para que este proyecto mágico tenga continuidad».