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Entrega del XXXVI Premio Internacional de Poesía FUNDACIÓN LOEWE

El pasado 13 de marzo, en el Hotel Ritz de Madrid, tuvo lugar la entrega de galardones del XXXVI Premio Internacional de Poesía FUNDACIÓN LOEWE. Sheila Loewe, Presidenta de la Fundación, dio la bienvenida a un acto en el que Diego Roel (Buenos Aires, Argentina, 1980) recibió el Premio LOEWE por su libro Los cuadernos perdidos de Robert Walser y Ernesto Delgado (Placetas, Cuba, 1996) el Premio a la Creación Joven por Pálpito. Ambos poemarios han sido publicados por la Editorial Visor de Poesía y fueron presentados el día de la entrega de galardones.

“En esta vida que nos lleva con prisa, y en un momento triste y preocupante en muchas partes del mundo, es un privilegio reunirnos hoy para disfrutar la poesía”, dijo Sheila Loewe. Tras agradecer su colaboración al equipo de la Fundación Loewe, a quienes realizaron la primera selección de poemarios de entre los 2302 participantes de 44 países y al Jurado del Premio, tomó la palabra Enrique Loewe, Presidente de Honor de la Fundación, quien tuvo un recuerdo para los poetas que han protagonizado esta ceremonia durante los 36 años anteriores: “Han dado a mi vida un sentido adicional al que ya tenía, y me han enseñado a sentir, a pensar y a disfrutar un poco de ese mundo misterioso y maravilloso”.

Aurora Egido presentó el poemario de Ernesto Delgado compartiendo con los asistentes cómo el lema bajo el que presentó Pálpito remitía a unos versos de Gastón Baquero que, dijo, “no dejaban de ser una declaración de inocencia rescatada paradójicamente por la palabra poética”. El seudónimo del candidato, además, se refería a una frase de William Butler Yeats recreada por el poeta salmantino José Luis Puerto, también vinculada con la inocencia. “La exaltación de la inocencia es tan larga como la historia de la literatura”, añadió Egido. “Pero el homenaje de Delgado a Baquero no se plasma sólo en ese inocente seudónimo, sino en esa escritura que rescató desde el exilio al niño que había sido y a la figura de la madre. Ernesto Delgado ha hecho de su poética una nueva celebración en su libro Pálpito. Un título esdrújulo y profético que evoca un amplio abanico de posibilidades semánticas, como los de presentimiento, corazonada, sensación, sospecha, barrunto, intuición y presagio, lo que conlleva un halo también de misterio”, explicó. Gracias a Delgado, añadió, “se unen hoy de nuevo las voces de España y Cuba -además de Argentina, en la voz de Diego Roel- al abrigo de una lengua común que se enriquece con los distintos tonos que suenan en las dos orillas”.

Delgado agradeció las palabras de Egido quien, indicó “ha desentrañado muy bien el secreto del libro y ha mencionado a poetas que para mí son palabras sagradas, sobre todo Gastón Baquero”. Pálpito, dijo “no es más que intento de cantarle a ese presentimiento que tenemos de que todo nuestro alrededor vive, de que todo tiene una estrecha relación y nos está dando un palpitar que debemos auscultar para saber qué hacemos aquí, y que incluso cuando empiezan a visitarnos la muerte, las enfermedades, cuando todas las desgracias pasan dejan su destrozo, lo que nos queda es un pálpito, un presentimiento que nos está diciendo que estamos acá, vivos, y hay que buscarle un sentido a todo”.


Antonio Colinas comenzó la presentación de Los cuadernos perdidos de Robert Walser, el libro ganador, haciendo referencia al largo camino recorrido por la poesía “desde hace por lo menos veinte siglos en Sumeria, en China, en Egipto. Ha estado siempre unida a los humanos porque es el pensar y el sentir esencial”. Hizo también referencia a los arranques del Premio Loewe de Poesía y a las distintas poéticas que se han ido definiendo a lo largo de los años citando a algunos de los muchos galardonados hasta llegar al ganador de la actual edición y su vínculo con Latinoamérica. “El libro de Diego Roel es muy personal y muy radical. No copia la realidad; es personal porque hay en su diseño una prueba para la que él habrá tenido que ignorar influencias, y es radical porque siente y piensa en los límites, a través de un gran afán de síntesis. Así puede justificarse que, sobre todo en la segunda parte, el poema formalmente se vaya reduciendo hasta el extremo de formar parte de un solo verso. Hablamos del poema como microcosmos”, sostiene. Recomienda Colinas leer el libro “ignorando el nombre propio que aparece en su título, para que los árboles de Walser no nos impidan ver el bosque que supone el libro de Roel”, añade. Explica que Roel no quiere ser Robert Walser, sino que “busca su propio camino, revelándonos una atmósfera. A veces el autor renuncia, incluso, a la puntuación ortográfica”. Hizo referencia también a la sintonía del poemario con Silesius, Hölderlin o Pessoa, explicando que el libro parte de una tradición inspirada y muy antigua. “El autor se verá sumergido en un pensar el poema, y con ello en un buscar respuestas a preguntas tan importantes como eternas. Iniciación también a la meditación, con la presencia de la naturaleza contemplada; alude al sentido de caducidad, a la muerte como miniatura, y es así porque el autor llama a su mirada ‘microscópica’. Leves ecos místicos en una alusión a la nada, que es el todo. Diego Roel siente y piensa en su libro los temas más radicales y perennes”, resumió.

El galardonado, tras las palabras de Colinas, explico que este Premio, “viniendo de España es muy especial, porque esta es la tierra de mis abuelos”. Tuvo un recuerdo para su abuela materna, canaria, quien le recitaba de memoria a Lope de Vega y a Pedro Calderón de la Barca y sus abuelos paternos oriundos de Rianxo, Galicia. Leyó también, antes de compartir algunos de sus poemas premiados, unos versos de La Arcadia de Lope de Vega: “¡Ay, dulce y cara España, / madrastra de tus hijos verdaderos, / y con piedad extraña / piadosa madre y huésped de extranjeros!”. Finalmente, Diego Roel agradeció a la Fundación LOEWE, a la Editorial Visor y “a España” por el galardón y la publicación de su libro.

El Jurado del XXXVI Premio Internacional de Poesía FUNDACIÓN LOEWE ha estado presidido por Víctor García de la Concha y compuesto por Gioconda Belli, Antonio Colinas, Aurora Egido, Juan Antonio González Iglesias, María Negroni, Carme Riera, Jaime Siles, Luis Antonio de Villena y Reiniel Pérez Ventura, ganador de la anterior convocatoria. En esta edición, la dotación del Premio ascendió a 30.000€ para el Premio LOEWE y a 12.000€ para el Premio LOEWE a la Creación Joven.

El día 14 de marzo, los galardonados participaron en una lectura de poemas organizada por la Fundación Loewe y la Casa de América, presentada por el poeta cubano Sergio García Zamora. El día 15, Diego Roel y Ernesto Delgado se trasladaron a Córdoba para una nueva lectura en la Fundación Antonio Gala.

Fotografías: Ernesto Delgado, Aurora Egido, Diego Roel, Antonio Colinas y Sheila Loewe. Aurora Egido y Ernesto Delgado. Diego Roel © Fundación Loewe, 2024.