Basilio Sánchez (Cáceres, 1958) ganador del XXXI Premio Internacional de Poesía Fundación LOEWE, vivió la entrega del galardón con “la sensación de que no queríamos que terminara; había una amabilidad general que hacía que me sintiera arropado, protegido, y hasta querido”, explica. El poeta, con diez libros publicados previamente, considera que el Premio le ha llegado en el momento “más avanzado” de su trayectoria poética, “cuando lo que venía escribiendo ha llegado a su punto mayor de depuración. Yo pensaba que He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes me había salido bien, que era muy unitario, y al no llevar título tenía ese carácter de libro de meditaciones; como si uno hablara sólo para sí, sin necesidad de forzar la voz ni convencer a nadie de nada”, afirma.
Estandarte de una poesía susurrada, alejada de los portales hoy más habituales de exhibición, Basilio Sánchez ha celebrado su Premio tanto por él como por lo que su escritura representa. “La poesía que hoy suena, es la poesía joven; la que se difunde en los escaparates de las librerías virtuales”, afirma. “En una época en la que predomina la inmediatez y la fugacidad de una poesía ‘de usar y tirar’ en la que uno escribe algo hoy, mañana lo cuelga, y pasado ya tiene varios miles de ‘me gusta’, que se premie un libro de poesía de papel y lápiz, de tiempo, elaborada con lentitud, que es fruto además de la experiencia de muchos años… me gusta, porque es la mejor forma de reivindicar un tipo de escritura en la que creo”. Una poesía, añade, “sedimentada, lenta, hecha para perdurar, no para sobrevivir en las redes sociales”. El reconocimiento a su libro, insiste, “reivindica a un grupo enorme de poetas a los que admiro y a los que he venido leyendo durante muchos años, que tienen mi edad y que llevamos haciendo una escritura silenciosa, fuera de las redes”. Su poesía, explica, “bebe de la tradición, sin anularla ni rechazarla, sino que se nutre de ella y con ese respeto intenta hacer la suya propia”.
Halagado por el hecho de que sus referentes literarios hayan reconocido su libro como merecedor de este premio, recuerda la relevancia del Jurado del Premio Loewe. “ Yo leía a esos poetas cuando empecé a escribir y ahora los ves ahí sentados, leyendo tu libro… y encima, ¡gustándoles!”, se admira con humor. Nombra a Jaime Siles, a Caballero Bonald, a Francisco Brines, Antonio Colinas o De Villena. “Víctor García de la Concha -Presidente del Jurado- era una eminencia como crítico literario cuando empecé; todos soñábamos con que él tuviera a bien hacer una reseña de un libro nuestro”, añade. Un Jurado del que Sánchez formará parte en su próxima edición. “Va a ser difícil, pero pondré el mismo empeño que escribiendo un poema; es una gran responsabilidad porque está en juego el prestigio del Premio, del Jurado… y también que un buen libro pueda salir a la luz”, reflexiona. Se trata, incide, “de elegir el libro que pienses que es el mejor, independientemente de afinidades o modas, e intentar detectar objetivamente determinados elementos que son los que dan valor a una obra”. Basilio Sánchez se considera “un trabajador de la poesía; no sólo escribir poemas sino todo lo que tiene que ver con la escritura: elegir el lápiz y el papel, la cubierta del libro, la editorial, o las lecturas de poemas”. El poeta, médico de profesión, reconoce el “trasvase” que vive entre ambas actividades: “Con los años he descubierto que el médico que soy ha mejorado mucho gracias a la poesía, pero que el poeta también se ha nutrido de la medicina”. Sin embargo, reconoce, su anhelo es “ser un buen médico en la medicina y un buen poeta en la escritura; si no, sería sospechoso”.
Fiel a su costumbre de alternar cada libro con, al menos, un año de silencio, Sánchez se encuentra en ese periodo de “aparente esterilidad que en realidad no es así, porque recargas emocionalmente tu vida de experiencias y cuando empiezas a escribir de nuevo, todo eso sale”. Se trata de reposar la mente para “disfrutar leyendo”, dice. “Un placer casi mayor que el de la escritura”.
El furtivo que merodea en la noche
se siente vigilado
desde un bosque de estrellas.
Soy una muchedumbre que camina en secreto.
Soy un pueblo a la orilla
de este mar incesante
que construye sus torres sobre las ruinas de sus aguas.
Basilio Sánchez
Premio LOEWE 2018
He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes
Fotografías: Basilio Sánchez en la entrega del XXXI Premio Internacional de Poesía Fundación LOEWE. Lectura de poemas en el Instituto Cervantes de Madrid con Luis García Montero. Entrevista para ‘La hora cultural’, TVE 24 horas © Álvaro Tomé para Fundación LOEWE, 2019.