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Un ejemplo a seguir

Acaba de terminar la última edición de los Encuentros AIE-Loewe-Hazen de orientación artística para Jóvenes Pianistas en la Residencia de Estudiantes. El pasado fin de semana, una decena de participantes -seleccionados en el Concurso de Piano Infanta Cristina- han acudido desde toda España para disfrutar de una serie de actividades especialmente diseñadas para ellos, en compañía de sus profesores y sus familias.

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El pianista Albert Attenelle -quien nos contó su experiencia el pasado mes de octubre- y el compositor Alfredo Aracil, codirectores de estos Encuentros, impartieron clases e invitaron en esta ocasión a Anne Landa, acordeonista y experta en Técnica Alexander, y al pianista Ignacio Torner que clausuró las jornadas contando su experiencia y recomendando vivir la aventura de interpretar la música de nuestro tiempo. Una visita a la colección de pianos de la Fundación Hazen Hosseschrueders, con las explicaciones de Ana Benavides, brindó a los participantes un viaje por el tiempo mientras descubrían y experimentaban la curiosa y compleja evolución del piano desde finales del siglo XVIII.

EncuentrosAIE1Para Aracil, estos Encuentros son «la actividad más bonita que he hecho en mi vida, lo llevo diciendo casi desde el primero de ellos, hace ocho años. Esa mezcla de pedagogía en la que todo entra, facilita que se ensanche el universo de los jóvenes pianistas y de sus padres, tan importantes en su formación. Es una dura carrera de resistencia a la que se enfrentan porque tienen un hijo que quiere ser músico… y ellos quieren acertar. A veces se sienten caminando a ciegas y al poder compartir sus dudas y experiencias con nosotros y con otros padres y profesores que asisten, todo lo extraordinario de sus vidas cobra cierto tono de normalidad».

Estos Encuentros surgieron, cuenta Alfredo Aracil, como «un complemento pedagógico que me parecía necesario al Concurso de Piano Infanta Cristina. Volver a encontrarnos con los concursantes, sus familiares y profesores en otro momento, con tiempo por delante y sin las emociones del concurso era una aventura que podía merecer la pena, y entre Albert Attenelle, que ya era miembro del jurado del Concurso, y yo empezamos a diseñarlos».

Era prioritario, nos cuenta el compositor, que los participantes recibieran «no sólo clases magistrales al piano sino una formación e información extra con la que vieran que una carrera como solista no es la única salida que merece la pena». Por eso, han acudido a los Encuentros músicos involucrados en otras actividades, como pueden ser «un ingeniero de sonido, el director de un festival, un periodista, etc., para que los padres se relajen y sean conscientes de que el esfuerzo que ellos y sus hijos están haciendo siempre merecerá la pena para desenvolverse en un mundo artístico que en realidad está lleno de posibilidades; pensé que había que quitarles la idea de un todo o nada». Y desde la primera edición -«que fue un experimento»- apenas han tenido que rectificar nada en su planteamiento. Recuerda una anécdota del primer Encuentro: «Se me acercó un padre que trabajaba en una empresa dedicada a propiciar la motivación entre los trabajadores y crear condiciones para mejorar el trabajo de equipo… y estaba sorprendido de que nosotros, sin ninguna formación en eso, hubiéramos hecho, según decía, todo lo que habría hecho un experto».

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Las consecuencias de este precioso proyecto son de «efecto retardado», recalca Alfredo Aracil, «pero ya han pasado ocho años desde que empezamos y se está notando, y sobre todo espero que estos Encuentros sean un ejemplo a seguir, que sean imitados en muchos sitios».

 

Fotografías: V Encuentro AIE-Loewe-Hazen de orientación artística para Jóvenes Pianistas en la Residencia de Estudiantes. Alfredo Aracil con Ignacio Torner, Anne Landa, y Albert Attenelle con Alfredo Aracil despidiendo el Encuentro © Residencia de Estudiantes, 2013.

Más que ochenta y ocho teclas

La primera fase del V Encuentro AIE-Loewe-Hazen en la Residencia de Estudiantes, proyecto de orientación artística para jóvenes pianistas, no nos ha defraudado. Ha sido un fin de semana intenso y emocionante, de gran actividad para nuestros participantes, que han podido empaparse de los diversos vericuetos del mundo musical que les rodea.

Las actividades que habíamos preparado para nuestros jóvenes pianistas empezaron el pasado viernes con una presentación a cargo de Albert Attenelle y Alfredo Aracil, directores de los encuentros; Atenelle dio la bienvenida a un grupo de nueve pianistas y a sus acompañantes, entre los que había familiares y profesores, que son en definitiva quienes les están acompañando que son quienes están viviendo junto a ellos estos años de formación artística y humana, y son piezas fundamentales en su desarrollo presente y futuro.

La primera charla corrió a cargo de Alfredo Aracil, sobre los diversos papeles que cada profesión, oficio u iniciativa, juega en el amplio mundo de la creación, enseñanza, interpretación, difusión y consumo de la música.

Tras una primera sesión de intervenciones de los pianistas, supervisadas por Albert Attenelle, terminamos el día con una visita guiada por la Residencia de Estudiantes, institución colaboradora, sede de los encuentros y lugar emblemático de la cultura española. Pasear por sus históricos jardines, recorrer los pabellones o conocer las actividades que allí tuvieron lugar durante la llamada Edad de Plata de la cultura española, resultó una experiencia emocionante para nuestros participantes.

El sábado comenzó con intervenciones musicales y continuó con una charla ilustrada titulada El piano y el ballet. La importancia del pianista acompañante en forma de demostración práctica de una clase de ballet. Con la colaboración de la Escuela de Ballet Carmina Ocaña, nuestra asesora de la fundación Elna Matamoros y Juan Guillén, pianista acompañante de ballet en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila, explicaron la especificidad del trabajo del pianista acompañante de ballet e incluso propiciaron que algunos de los jóvenes pianistas tuvieran la oportunidad de acompañar al piano unos ejercicios de ballet coreografiados para la ocasión e interpretados por las bailarinas Almudena Maldonado y Helena Balla. Al hilo de la conversación en torno a la danza, Albert Attenelle compartió con los asistentes su relación cercana y casi familiar con Federico Mompou, casado con Carmen Bravo, precisamente pianista acompañante en la academia de ballet de su madre, Yvonne Attenelle. Explicó detalles de él y de su obra, que culminaron con la interpretación de sus Variaciones sobre un tema de Chopin.

Una amena comida de todos los participantes en el acogedor comedor de la Residencia de Estudiantes dio paso a un momento de gran expectación en nuestros participantes: Gonzalo Bernaola, hablando en torno al ajuste y afinación del piano, reconstruyó con la ayuda de nuestros jóvenes pianistas, para ayudarse en sus explicaciones,un piano que previamente había desmontado. Para terminar la jornada, Luis Mendo y Alfredo Aracil nos descubrieron las posibilidades técnicas de que hoy disponemos para grabar nuestras propias interpretaciones en casa o en un recital, qué medios tenemos a nuestro alcance con un gasto pequeño y cómo editar con nuestro propio ordenador esas grabaciones.

El domingo Albert Attenelle terminó su ronda de clases magistrales. Por último, Alfredo Aracil y él despidieron a nuestros participantes no sin antes haberles hecho una serie de recomendaciones para estos meses que nos separan de la próxima fase de estos encuentros; unos meses que seguro que pasarán deprisa porque nuestros pianistas trabajan bien. Ya esperamos todos el reencuentro, el próximo mes de abril.

Fotografías del V Encuentro AIE-Loewe-Hazen en la Residencia de Estudiantes © Alfredo Aracil, Marta Cosín (Residencia de Estudiantes), Elna Matamoros y  Alberto Paredes (Fundación Loewe), 2012.