Entrevistamos a Manuel Carra, pianista, compositor, catedrático del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y Presidente del Jurado de la próxima edición del Concurso de Piano Infanta Cristina; certamen bienal que nace en 1982 con el propósito de estimular a jóvenes pianistas en su formación.
La decimosexta edición tendrá lugar del 22 al 27 de mayo. Se presentan 79 pianistas de entre 9 y 21 años que se agrupan en tres categorías: Infantil, Juvenil, y Jóvenes Concertistas.
Lleva años vinculado a la docencia, ¿qué consejo daría a estos jóvenes y niños que se presentan al concurso?
Los consejos a los jóvenes pianistas tienen que ser rigurosamente individuales. Para poder aconsejar, el profesor ha de tener en cuenta por dónde van las tendencias y el amor a la música de cada alumno.
Uno de los grandes fallos en la enseñanza es que no siempre se reciben consejos valiosos en cuanto a la técnica, interpretación y ejecución musical.
Éxito precoz, niños prodigio… A menudo oímos estos términos para hacer referencia a jóvenes talentos…
Hay una dotación que viene en los genes pero todo el mundo puede mejorar mediante la enseñanza. Prodigios como tal hay muy pocos, lo que sí hay son estudiantes con mucho talento que necesitan profesores muy cualificados que sepan trabajar con esa materia prima; primero, que sean capaces de descubrir esos talentos, y segundo, de saber educarlos.
Por otro lado, es vital que los niños empiecen pronto a tocar. No creo que se les deba dar piezas que requieran una madurez que aún no tienen, como es el caso, por poner un ejemplo, de las “Variaciones Goldberg”, pero sí que se les empiece a educar en el ritmo y la melodía.
¿Qué papel considera que desempeña o debe desempeñar la familia en el proceso de aprendizaje y la carrera musical de estos jóvenes intérpretes?
Si los padres no son músicos, deben intentar encontrar un buen profesor y dejarse asesorar. No se debe tampoco forzar u obligar a estudiar música si es algo que a la persona no le interesa. Un niño de siete años puede no saber lo que quiere, pero un adolescente tiene derecho a elegir.
¿Qué opina sobre ser un músico tardío?
Empezar en música con 20 años puede ser una condena para un virtuoso, pero esto no es una ciencia. Músicos como Falla o Debussy compusieron sus primeras obras a una avanzada edad.
Es muy importante empezar pronto para poder entrenar tanto el sistema muscular y nervioso, como la memoria, pero si no es así, uno simplemente tiene que esforzarse más, y no sólo tocando, sino escuchando y leyendo.
No hay que olvidar tampoco que hay otros caminos en el mundo de la música, como la dirección de orquesta, que requiere una preparación física y psíquica diferente. O la docencia…