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La CND, Medalla de Honor del Festival de Granada

Participar en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada siempre es un magnífico premio para terminar la temporada de espectáculos, por lo especial de sus escenarios y su prestigiosa historia, pero este año para la Compañía Nacional de Danza ha significado una doble celebración. En dieciocho ocasiones ha pisado esta agrupación el escenario del Generalife desde que la compañía se creara en 1979: con el nombre de Ballet Clásico Nacional, bajo la dirección de Víctor Ullate, visitó por vez primera vez el Festival de Granada en 1980 con dos espectáculos que incluían obras de Béjart y el propio Ullate.

No sin razón, este año el Consejo Rector del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, ha concedido una de las dos Medallas de Honor a la CND, «en reconocimiento a su relevante trayectoria artística y su vinculación con el Festival»; la otra Medalla de Honor ha sido para la Diputación Provincial de Granada, que celebra este año el bicentenario de su fundación. De esta forma, el espíritu con que se crearan estos galardones en 1997 cuando su entonces director, Alfredo Aracil, quiso distinguir a aquellos que hubieran mantenido una larga vinculación con el Festival, sigue su curso. En años anteriores, prestigiosos artistas de la danza como José Antonio, Maurice Béjart, Pilar López o Víctor Ullate han sido destinatarios de las Medallas de Honor.

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El vínculo de la Fundación Loewe, patrocinadora oficial de la CND, con el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, se remonta a 1996 y comenzó, precisamente, en el mismo Teatrillo del Hotel Alhambra Palace en el que tuvo lugar la entrega de la Medalla de Honor a la Compañía Nacional de Danza. En una ceremonia de corte institucional, el Director del Festival, Diego Martínez, hizo entrega del galardón a José Carlos Martínez, Director de la CND, quien lo recogió en presencia del Secretario de Estado para la Cultura, José María Lassalle, y el Director General del INAEM, Miguel Ángel Recio. José Carlos Martínez tuvo un recuerdo a «aquellos que forjaron nuestro pasado, hacen nuestro presente y harán nuestro futuro» en un claro guiño al especial carácter del premio. Para él, la Medalla de Honor refleja además su proyecto al frente de la compañía, ya que su deseo es «unir todas las etapas de la CND, desde aquellas que confeccionaron un repertorio más clásico, a las últimas que dieron a la compañía una imagen contemporánea».

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Esa misma noche, en el Generalife, la compañía ponía sobre el escenario, con impresionante éxito, el ballet Romeo y Julieta, con coreografía de Goyo Montero, que ha representado por toda España desde su estreno el pasado mes de abril en el Teatro Real de Madrid. Los bailarines Kayoko Everhart, Lucio Vidal, Ryan Ocampo, Elisabet Biosca y Doron Perk encabezaron un elenco que llenó los jardines de la Alhambra de la magia romántica y dramática que emana la pieza. Para el Director de la CND, la función ofrecida en el Generalife fue muy especial ya que ha supuesto «la última actuación de nuestro Romeo y Julieta después de una larga gira, y ha dejado a los bailarines con ganas de volver».

De esta forma tan singular, los compañeros de viaje naturales de la Fundación Loewe -CND y Festival de Granada- volvieron a unirse en el mejor de los entornos, aquel que con el paso de los siglos se ha convertido en un símbolo de prodigio artístico, respeto y convivencia.

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Fotografías: Kayoko Everhart y Lucio Vidal en Romeo y Julieta © Guillermo Casas, 2013. José Carlos Martínez, Miguel Ángel Recio y José María Lasalle con miembros de la CND, muestran la Medalla Honor del Festival Internacional de Música y Danza de Granada 2013. Miguel Ángel Recio, Olivia Loewe, José María Lassalle, Sheila Loewe, José Carlos Martínez, Teresa Valverde y Diego Martínez, en el ambigú del Generalife © Mónica Roldán para el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, 2013.

La Fundación Loewe vuelve a Granada

Con el patrocinio de una actuación del Ballet de la Ópera de Munich en los jardines del Generalife, la Fundación Loewe, en una nueva visita al Festival Internacional de Música y Danza de Granada, vuelve a poner sus ojos en la danza. Tras La Bella Durmiente por el Ballet de la Ópera de Berlín en 2006, este año se trata de una velada con coreografías de Frederick Ashton y Kenneth MacMillan.

La vinculación entre ambas instituciones tiene una larga trayectoria. Ya en 1996, como parte de las celebraciones de su 150 aniversario, Loewe -a través de su Fundación- participó por primera vez en el Festival con el patrocinio de una serie de cafés-concierto en el Teatrillo del Hotel Alhambra Palace; estos recitales, sobre las históricas tablas que un día pisara Federico García Lorca para convocar su Concurso de Cante Jondo en 1922, reunían al público en torno a artistas como María Aragón o Celia Mur con la cercanía e intimidad que este lugar proporciona. También llegaron otros proyectos, como el del patrocinio a la creación, entre 1996 y 1999, de nuevas partituras de Guinjoan, Manuel Hidalgo, Martín Jaime, Durán-Loriga , y recitales como el homenaje a Andrés Segovia por María Esther Guzmán en el Patio de los Arrayanes en 1997, Amina Alaoui en 2002 y Enrique Morente en 2003.

 

Todas las disciplinas que conviven en la Fundación Loewe han estado presentes de alguna forma en el Festival de Granada a lo largo de estos años. De 1997 a 1999 se invitó a acudir a los principales diseñadores de moda de nuestro país, usando así el marco del Festival como lugar de reflexión e intercambio de ideas entre ellos; de esos encuentros, precisamente, nació la Asociación Española de Creadores de Moda. También por su vínculo natural con el diseño, Loewe se encargó del vestuario de Estrella Morente para su recital de 2004 y del de la ópera de Manuel García Il Califfo di Bagdad en 2007. Reflejando el compromiso continuado de la Fundación Loewe con la poesía, y coincidiendo con el 50 Aniversario del Festival en 2001, se patrocinó una lectura de poemas dedicados a Granada en el Teatro Isabel la Católica que bajo el título Por el agua de Granada (tomado de la “Baladilla de los tres ríos” de García Lorca) hacía un recorrido por la poesía inspirada en la ciudad, desde la Edad Media hasta la actualidad, en una recopilación de Luis Muñoz.

 

El Festival Internacional de Música y Danza de Granada es, en palabras de Alfredo Aracil -su director entre 1994 y 2001, hoy asesor de la Fundación Loewe- “una experiencia especial, inolvidable” en tanto que los espectáculos se celebran en lugares únicos en el mundo como la Alhambra, el Generalife, el Albaicín o el Sacromonte, y eso crea una “combinación mágica, de embrujo”.

Ese embrujo, del que tampoco ha podido escapar Stuart Vevers -diseñador de la casa Loewe- ha propiciado el nacimiento de un nuevo bolso, que acaba de ser presentado en el marco del Festival. Inspirado en la geometría sensual de la Alhambra, el bolso Granada ha encontrado el mejor escenario para su primer encuentro con el público.

 

Fotografía del Ballet de la Ópera de Berlín en Scènes de ballet. © Charles Tandy.
Fotografía de Estrella Morente © Juan Ortiz, 2004. Festival Internacional de Música y Danza de Granada.
Fotografía del bolso Granada © Loewe, 2012.

Mantones

Es difícil encontrar una estampa más elegante y alegre que la de una mujer envuelta en un mantón de Manila. Esta imagen tan española -inseparable de las fiestas del Corpus que estos días celebramos- vuelve a cobrar protagonismo con una nueva colección de pañuelos inspirados en el mantón de Manila que el diseñador de la casa Loewe, Stuart Vevers, ha encargado al pintor Antonio Ballester Moreno.

El vínculo entre la Fundación Loewe y esta prenda ya data de 1998, cuando en el marco del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, copatrocinó una exposición que reuniría una importante colección de mantones, pinturas, carteles y postales procedentes de instituciones y coleccciones privadas, que un año después se mostraría también en el Museo Municipal de Madrid.

El mantón de Manila -en realidad una prenda china, originaria de Cantón- fue uno de los productos que el galeón español transportaba desde Manila a Acapulco, junto con especias, cera, marfil, porcelanas, biombos o abanicos. Una vez en México, ciertas mercancías permanecían en tierra mientras otras embarcaban de nuevo en una nueva flota que atravesaría el Atlántico hasta alcanzar el mercado español.

Este largo viaje del mantón ha provocado que en su nómada existencia se haya adornado primero con los dragones voladores de su tierra natal, poco después con los papagayos de la América colonial o, una vez en España, con margaritas, rosas y un vistoso remate de flecos que lucirían por igual chulapas, flamencas y mujeres de gala. Envolviendo o insinuando el cuerpo de la mujer, el mantón de Manila forma parte del guardarropa femenino desde sus días de hegemonía en la exportación del lujo oriental.

Mantón de Manila (detalle) y Fotografía de ‘Floriana’, 1920; del catálogo de la exposición El Mantón de Manila, Fundación Loewe, Madrid 1999