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Más que ochenta y ocho teclas

La primera fase del V Encuentro AIE-Loewe-Hazen en la Residencia de Estudiantes, proyecto de orientación artística para jóvenes pianistas, no nos ha defraudado. Ha sido un fin de semana intenso y emocionante, de gran actividad para nuestros participantes, que han podido empaparse de los diversos vericuetos del mundo musical que les rodea.

Las actividades que habíamos preparado para nuestros jóvenes pianistas empezaron el pasado viernes con una presentación a cargo de Albert Attenelle y Alfredo Aracil, directores de los encuentros; Atenelle dio la bienvenida a un grupo de nueve pianistas y a sus acompañantes, entre los que había familiares y profesores, que son en definitiva quienes les están acompañando que son quienes están viviendo junto a ellos estos años de formación artística y humana, y son piezas fundamentales en su desarrollo presente y futuro.

La primera charla corrió a cargo de Alfredo Aracil, sobre los diversos papeles que cada profesión, oficio u iniciativa, juega en el amplio mundo de la creación, enseñanza, interpretación, difusión y consumo de la música.

Tras una primera sesión de intervenciones de los pianistas, supervisadas por Albert Attenelle, terminamos el día con una visita guiada por la Residencia de Estudiantes, institución colaboradora, sede de los encuentros y lugar emblemático de la cultura española. Pasear por sus históricos jardines, recorrer los pabellones o conocer las actividades que allí tuvieron lugar durante la llamada Edad de Plata de la cultura española, resultó una experiencia emocionante para nuestros participantes.

El sábado comenzó con intervenciones musicales y continuó con una charla ilustrada titulada El piano y el ballet. La importancia del pianista acompañante en forma de demostración práctica de una clase de ballet. Con la colaboración de la Escuela de Ballet Carmina Ocaña, nuestra asesora de la fundación Elna Matamoros y Juan Guillén, pianista acompañante de ballet en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila, explicaron la especificidad del trabajo del pianista acompañante de ballet e incluso propiciaron que algunos de los jóvenes pianistas tuvieran la oportunidad de acompañar al piano unos ejercicios de ballet coreografiados para la ocasión e interpretados por las bailarinas Almudena Maldonado y Helena Balla. Al hilo de la conversación en torno a la danza, Albert Attenelle compartió con los asistentes su relación cercana y casi familiar con Federico Mompou, casado con Carmen Bravo, precisamente pianista acompañante en la academia de ballet de su madre, Yvonne Attenelle. Explicó detalles de él y de su obra, que culminaron con la interpretación de sus Variaciones sobre un tema de Chopin.

Una amena comida de todos los participantes en el acogedor comedor de la Residencia de Estudiantes dio paso a un momento de gran expectación en nuestros participantes: Gonzalo Bernaola, hablando en torno al ajuste y afinación del piano, reconstruyó con la ayuda de nuestros jóvenes pianistas, para ayudarse en sus explicaciones,un piano que previamente había desmontado. Para terminar la jornada, Luis Mendo y Alfredo Aracil nos descubrieron las posibilidades técnicas de que hoy disponemos para grabar nuestras propias interpretaciones en casa o en un recital, qué medios tenemos a nuestro alcance con un gasto pequeño y cómo editar con nuestro propio ordenador esas grabaciones.

El domingo Albert Attenelle terminó su ronda de clases magistrales. Por último, Alfredo Aracil y él despidieron a nuestros participantes no sin antes haberles hecho una serie de recomendaciones para estos meses que nos separan de la próxima fase de estos encuentros; unos meses que seguro que pasarán deprisa porque nuestros pianistas trabajan bien. Ya esperamos todos el reencuentro, el próximo mes de abril.

Fotografías del V Encuentro AIE-Loewe-Hazen en la Residencia de Estudiantes © Alfredo Aracil, Marta Cosín (Residencia de Estudiantes), Elna Matamoros y  Alberto Paredes (Fundación Loewe), 2012.

Preparando las banderolas del Teatro Real de Madrid

Cada temporada, el vestíbulo del Teatro Real de Madrid se adorna con cuatro nuevas banderolas que dan la bienvenida al público y celebran la participación de la Fundación Loewe en los espectáculos de danza.

El proceso de preparar las banderolas es largo y somos varios los que intervenimos en él, desde muchos meses antes de la inauguración de cada temporada; por un lado Javier del Real (fotógrafo del Teatro Real), y por otro Inés Atienza, Carla Fernández-Shaw y Elna Matamoros (diseñadora gráfica, coordinadora y asesora de danza de la Fundación, respectivamente) tenemos un largo camino hasta dejar el trabajo en manos de la imprenta.

Todo empieza con una selección de fotografías de entre el amplísimo archivo fotográfico del Teatro Real, ya que todas pertenecen a espectáculos ofrecidos en su escenario en años anteriores. En el caso de las banderolas de la próxima temporada, 2012-13, la primera reunión para ver el material de Fernando del Real tuvo lugar en la primavera de 2011, cuando preparábamos las de la temporada que ahora termina; de esta forma, las imágenes que aparecerían colgadas en el Teatro durante las dos temporadas siguientes mantendrían cierto equilibrio (de estilos y compañías), en su conjunto. Así, se eligieron aproximadamente doce compañías y quince coreografías distintas de las que resultarían las ocho banderolas finales.

Buscamos que tanto el ballet clásico como la danza española, el contemporáneo y el neoclásico estén representados en nuestra propuesta global, y que cada año haya fotografías de danza en grupo, de baile en pareja y de solos de artistas importantes que hayan pasado por el Teatro Real. Elna Matamoros comprueba la corrección académica y estética de las imágenes con Javier del Real mientras Inés Atienza selecciona los recortes que considera más adecuados teniendo en cuenta la marcada verticalidad de las banderolas y su enorme tamaño, como corresponde a las proporciones del amplísimo vestíbulo en el que van a colgarse. A partir de ahí, la diseñadora gráfica nos mostrará su propuesta de colores sobre los que vamos haciendo la selección final; para facilitar el trabajo y no tener que manejar pesados PDF en pantalla, prepara una curiosa colección de banderolas en miniatura que manejamos, divertidas, como si fuera una colección de la que elegimos nuestros favoritos. Finalmente, y una vez que hemos comprobado que los textos de los pies de foto son los adecuados, manteniendo la tipografía que se adoptó como definitiva en años anteriores, se hace una última revisión de los diseños antes de mandarlos a la imprenta para su confección.

Las banderolas se cuelgan el mismo día de cada estreno de la temporada -al cuidado de Carla Fernández-Shaw y el equipo de relaciones externas del Teatro- y se mantienen durante las representaciones siguientes; posteriormente se fotografían por Javier del Real, para archivo de la Fundación Loewe y del propio Teatro Real.

El próximo 4 de octubre, día del primer espectáculo del Ballet de l’Opéra de Lyon, las nuevas banderolas ocuparán el vestíbulo para el que están siendo creadas.

 

Fotografías del vestíbulo del Teatro Real de Madrid © Javier Del Real, 2011.
Fotografía de Inés Atienza y Carla fernández-Shaw © Elna Matamoros, 2012.