Archivo de la etiqueta: Colección Visor de Poesía

Diego Doncel, poeta para un hipotético lector

“Un premio como el LOEWE siempre llega en el mejor momento”, confiesa Diego Doncel (Malpartida, España, 1964), ganador del XXXIII Premio Internacional de Poesía FUNDACIÓN LOEWE. Jaime Siles describió su libro galardonado, La fragilidad, como “un poemario absoluto, total, de una admirable madurez vital y expresiva”. Un libro sobre la pérdida del padre cuya historia, como indica Doncel, “estaba dentro de mí, era muy potente, pero fue brotando de forma apacible, incluso serena. Apostaba por señalar el dolor, sobre todo por dar categoría a la lucha por un ser querido, a su vida y a su memoria, por transformar todo el sufrimiento en un acto de amor”. Escribir, explica el poeta, es “saber esperar”, y él se preparaba interiormente “para que los recuerdos o las vivencias surgieran, para saber qué de toda esa inmensa experiencia era lo realmente relevante. Lo mismo ocurría con las palabras, porque sabía que nada de esa experiencia podría existir si no encontraba la voz adecuada, las imágenes precisas”. Lo bueno –añade– “no es que el poema refleje la experiencia que lo motiva, sino que la experiencia esté ocurriendo en el poema”.

Quizás, indica Doncel, este poemario sea una consecuencia de todo lo que había escrito antes. “Tal vez abandoné muchas cosas y fui al encuentro de otras. A lo mejor el pacto que hice conmigo de decir la verdad, de ir a mi diario a recoger lo que sentí o pensé en algunos momentos me ayudó a encontrar esa voz. Yo creo que todo está en nosotros si sabemos ir a su encuentro”, concluye. Reconoce al cariz biográfico de su poesía, principalmente a partir de su segundo libro, y explica que “a veces está mi vida en ella y otras la vida, las historias de la gente. Es frecuente que unas y otras se entrecrucen dentro del mismo texto”.

Dice el poeta que vive “con fragilidad” el despegue de su libro. “Un libro es como un nuevo ser en el mundo que todo lo llena de alegría, pero también de responsabilidad, sobre todo cuando muchos lectores se sienten identificados con lo que se dice en él”, cuenta. Cree que la fuerza de un libro reside “en que deja de ser solamente tuyo para ser de un puñado de gente que, en muchos casos, ni siquiera conoces, que tal vez ni siquiera han nacido todavía. Da igual que un libro termine en una estantería perdida de una librería de saldo, lo importante es que haya un lector que necesite encontrarse con él. Se escribe para ese hipotético lector”.

Anhela que la poesía sea “un consuelo, una compañía” y le gusta que el poema “sea una confidencia, como susurrarle a alguien querido un gran secreto”. Diego Doncel está trabajando en un ensayo sobre poesía, investigando mediante experiencias personales “cuál es su importancia en el mundo de hoy y cómo ésta va más allá de las meras cuestiones mercantiles”. «Carles Riba, según la lectura de Gabriel Ferraté, –nos explica– se preguntaba cuál era el lugar de la poesía en medio de los sistemas económicos, filosóficos o sociales en el mundo de hoy y yo también recojo esa inmensa pregunta y trato de tentar algunas respuestas. Debemos intentar demostrar a la gente de estos inicios del nuevo siglo el valor de la poesía y hasta qué punto un poema potencia nuestra sensibilidad”.

Confiesa el poeta que se presentó a la convocatoria del Premio LOEWE “por su indudable importancia, porque es un premio que tiene repercusión en toda la poesía de nuestra lengua”. Pero también por la posibilidad “de que esta historia familiar que tanto dolor nos causó también pudiera darnos una alegría”. Además, nos dice, “el galardón llegó unido a mi padre con lo cual se ha convertido para mí en un doble motivo de satisfacción. También ha servido para mitigar esta encrucijada en la que nos encontramos. Por muchos motivos estamos viviendo un tiempo histórico en que se nos exige que demos lo mejor de nosotros y me parece bien que yo dé este libro de poemas”.

Fotografías: Diego Doncel. Álvaro Tomé para FUNDACIÓN LOEWE

Mario Obrero, tiempo y barbecho

Dice Mario Obrero (Madrid, 2003) que la poesía “no es casual sino causal, basada en el imperativo de la belleza y la creencia en otro horizonte posible”. La juventud del poeta no es incompatible con su trayectoria admirable: comenzó a escribir poemas a los siete años de edad. “En la poesía –explica– el ‘hoy es siempre todavía’ de Machado se cumple y la actualidad poética abarca desde Safo de Lesbos a los poetas jóvenes con los que comparto encuentros y admiro”.

Con varios poemarios ya publicados y premiados, Obrero fue galardonado con el XXXIII Premio Internacional de Poesía FUNDACIÓN LOEWE a la Creación Joven el mismo año que cursaba 2º de Bachillerato en el Instituto Público La Senda de Getafe y estudiaba guitarra en el Conservatorio Profesional de Música de la localidad. “Era lunes y estaba en la buhardilla de mi casa, el espacio casi aéreo que habito”, recuerda. “Acababa de salir de la primera sesión del club de lectura de poesía online al que tengo la suerte de estar inscrito este año, dirigido por Jordi Doce desde la Fundación Centro de Poesía José Hierro. Aquel primer día leíamos Siete poetas norteamericanas actuales (Pamiela, 1991). Me gusta pensar que fueron Pastan, Rich y Forché las artífices de esa llamada inesperada, que sucedió al tiempo que tocaba en la guitarra Torija, de Moreno Torroba”, añade.

El confinamiento le dio la posibilidad “hasta entonces nunca vivida de corregir mis poemas en un clima donde la poesía era el principal motor para creer en alguna esperanza y dar sentido a una situación tan anómala. Fue uno de los empujones finales que necesitaba el libro que tenía entre manos”, recuerda. “Respetar el tiempo propio de construcción, los ciclos del neonato Peachtree City y gestar el libro con calma y trabajo me animó a enviar estos poemas al Premio Loewe”, añade. Un libro, reflexiona, en el que “la experiencia y la voz poética emplean un léxico que hasta ahora no era común en mí poesía: dólar, cacahuete, apio o galón aparecen con frecuencia fruto de la novedad y el descubrimiento”. Por otro lado, añade, “intento ampliar y desarrollar un trabajo que ya es palpable en mi anterior libro, Ese ruido ya pájaro (Ediciones Entricíclopes), esto es, las resonancias y la pluralidad diversa del lenguaje. Sigo en el intento de reconciliar lo complejo y múltiple de cualquier expresión en mi propuesta poética. Asemejarse, en conclusión, al ‘maravilloso desorden de las cosas’ que decía Hierro o a la multitud del Jardín de las Delicias del Bosco”.

Referentes que se mezclan con sus antepasados y ancestros: “Mi bisabuelo Dionisio, mis abuelos y aquella familia cuyo nombre está casi borrado en las tumbas más humildes”, añade. También cita a los poetas Whitman, Ginsberg y Lorca: “Su voz en rebeldía, su vitalidad, o la certera descripción de lo crudo y sucio en Estados Unidos”. En su poema ‘Nueva York’ asoman Juan Ramón Jiménez y José Hierro y, por último, nombra a “dos magníficos compañeros que de alguna manera vertebran” su libro: Ramón Piñeiro, cuya A filosofía da saudade le habló “de aquello cercano pero innombrable” durante su estancia en Peachtree City y, en los meses de corrección, Virginia Woolf, a quien leyó en su idioma original y cuyo Orlando dio nombre a su seudónimo para la plica.

Mario Obrero se siente respaldado por su entorno académico. “La gran mayoría de mis compañeras y compañeros al igual que los profesores solo muestran fraternidad y un enorme cariño. Creo que muchos entienden la naturaleza pública de la alegría y el papel de lo colectivo en la poesía. Sin mi profesora de latín, sin los textos leídos en clase de filosofía o los análisis históricos mi escritura no sería la misma. Por tanto, el premio se ha vivido en mi instituto como galardón a una manera de estar en el mundo y a una pedagogía basada en la creencia en el prójimo y la capacidad de alcanzar metas difíciles”, explica. Sus proyectos inmediatos pasan por ser “una de aquellas gentes en las Canciones de Lorca que iban a lo verde con guitarras y gallos. Ahora bien, es importante resaltar la necesidad del trabajo y del esfuerzo en cualquier obra humana, pues no es solo la voluntad ni el ‘don’ lo que construye los edificios del idioma. Por tanto, sigo trabajando en mirar al mundo con ojos de poeta, apreciar lo insignificante y dar valor a lo que se tacha de baladí”.

Fotografías: Mario Obrero fotografiado por Álvaro Tomé, Fundación LOEWE, 2021.

El XXXIII Premio LOEWE vuelve a celebrar la poesía

El pasado día 16 de junio se presentaron los libros ganadores del XXXIII Premio Internacional de Poesía FUNDACIÓN LOEWE, publicados por la Editorial Visor: La fragilidad y Peachtree City. Tras un largo periodo en el que la pandemia dificultó este tipo de eventos, la poesía volvió a florecer en el Hotel Westin Palace de Madrid, reuniendo a un nutrido número de amigos, colaboradores, personajes de la cultura y las artes… además de gran parte del Jurado del Premio y, por supuesto, los poetas galardonados.

“El año pasado tuvimos que cancelar el acto de entrega del premio en el ultimísimo momento”, recordó Sheila Loewe, Presidenta de la Fundación, en la presentación del acto. “Esta vez, nada podrá privarnos de celebrar juntos la poesía”, añadió. No sólo fue aquella la primera ausencia de este evento en los 32 años que tenía entonces este galardón, sino que era además la primera vez que los dos premios –también el de Creación Joven– recaían en sendas mujeres: Aurora Luque y Raquel Vázquez. Por eso ellas también estuvieron presentes en el acto de este año, leyendo sus poemas. Raquel Vázquez dio voz a “Un lugar” de su libro Aunque los mapas, y Aurora Luque a “Gavieras”, el poema que dio título a su libro, también galardonado en la XXXII edición del Premio,

Enrique Loewe, Presidente de Honor de la Fundación, celebró la continuidad del Premio LOEWE. “Una actividad que terminó de perfeccionarme como ser humano, como conocedor de un mundo tan profundo y lleno de matices y de sorpresas como es el mundo de la poesía”, añadió. Tuvo palabras de recuerdo para Francisco Brines y Caballero Bonald: “Hoy estoy emocionado de esta soledad y de lo que he aprendido de ellos, de cómo nos han ayudado a seguir durante tanto tiempo”, concluyó.

Elena Medel, ganadora del Premio LOEWE a la Creación Joven en 2013, presentó Peachtree City. “Os recomiendo leer el libro de Mario olvidando su edad. Claro que es llamativo que lo escribiera con 16 años y que él ahora tenga 17, pero me parece muy injusto reducir una escritura tan inteligente, tan generosa y brillante, a una cifra. Es un libro excepcional”, dijo en la presentación. Un libro, añadió Medel, “sobre la identidad de la poesía, sobre su valor personal y sobre la poesía como forja de quienes somos. La poesía de Mario es un salvavidas para enfrentarse al mundo”. Mario Obrero celebró que los asistentes dejaran “que la poesía se haya hecho un hueco” en sus agendas y tuvo palabras de agradecimiento para la Fundación LOEWE y para Elena Medel. Peachtree City, dijo el poeta, articula que “la poesía es ese lugar común donde existe una empatía, una identificación poética con el otro basada en la esperanza, en la solidaridad y en una conciencia profunda  que va unida de la belleza y de la memoria”. En su intervención, Mario Obrero recordó que “militar la lógica poética podría ser otra de las funciones naturales de la poesía. La lógica poética no es la lógica de la realidad, la lógica cotidiana ni la lógica que está inmersa en los discursos dominantes del tedio”. Sin embargo, no cree que sea “ni menos veraz, ni menos legítima, ni menos lícita; muy por el contrario, hay momentos en los que la lógica poética está atenta a murmullos, a cosas que, con torpeza, la realidad más cotidiana no sabe apreciar”.

El dramaturgo Alberto Conejero presentó La fragilidad, de Diego Doncel, celebrando esta reunión “con ocasión de poesía”.  El poemario, dijo Conejero, “es un libro alumbrado por la orfandad y por sus vísperas”. Una obra “de perfil doble”, explicó: “del padre que muere, y del huérfano, que nace. Las teselas dispersas de dos hombres desintegrados; el uno por la vida, el otro por la muerte, acaban configurando el depurado mosaico de esta obra”. Este poemario, añadió Conejero, “es un viaje después del padre, pero en dirección al padre. Es travesía y naufragio; es intemperie y cobijo”. Diego Doncel quiso destacar “esa rara intensidad de vivir” que se concentra tanto en la creación poética como en su lectura, homenajeando así a los libros cuya publicación ha facilitado el Premio LOEWE en los 32 años anteriores. “Espero que este libro que nació desde la intemperie, pero también desde la verdad, haya podido llegar a mucha gente y se hayan sentido acompañados por él”, añadió. “Creo que la función fundamental de la poesía –explicó Doncel– es la intensificación de la vida; que ese humilde puñado de palabras que ha necesitado siglos de civilización y que me parece uno de los mayores logros de la mente humana, sean capaces de hacernos vivir de nuevo determinadas experiencias. La poesía, si no emociona, incluso lingüísticamente, no es poesía”. Su libro, dijo, “expresa que la mayor dignidad del ser humano es la lucha. Este es el diario de una lucha”.

El día siguiente, casi como en una continuidad del mismo encuentro, Diego Doncel y Mario Obrero protagonizaron una lectura de poemas en el Real Jardín Botánico de Madrid, respetada por las tormentas primaverales. Mario Obrero habló de su “añoranza de las tildes y las eñes” durante su estancia en Peachtree City y Diego Doncel reflexionó sobre “la fragilidad de aquello que es importante”. Los poetas, en un jardín, consiguieron detener la actividad incesante de la ciudad para resaltar los elementos fundamentales de la creación poética.

Fotografías: Entrega del XXXIII Premio Internacional de Poesía FUNDACIÓN LOEWE y lectura de poemas en el Real Jardín Botánico de Madrid.

Basilio Sánchez, la escritura silenciosa

Basilio Sánchez (Cáceres, 1958) ganador del XXXI Premio Internacional de Poesía Fundación LOEWE, vivió la entrega del galardón con “la sensación de que no queríamos que terminara; había una amabilidad general que hacía que me sintiera arropado, protegido, y hasta querido”, explica. El poeta, con diez libros publicados previamente, considera que el Premio le ha llegado en el momento “más avanzado” de su trayectoria poética, “cuando lo que venía escribiendo ha llegado a su punto mayor de depuración. Yo pensaba que He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes me había salido bien, que era muy unitario, y al no llevar título tenía ese carácter de libro de meditaciones; como si uno hablara sólo para sí, sin necesidad de forzar la voz ni convencer a nadie de nada”, afirma. 

Estandarte de una poesía susurrada, alejada de los portales hoy más habituales de exhibición, Basilio Sánchez ha celebrado su Premio tanto por él como por lo que su escritura representa. “La poesía que hoy suena, es la poesía joven; la que se difunde en los escaparates de las librerías virtuales”, afirma. “En una época en la que predomina la inmediatez y la fugacidad de una poesía ‘de usar y tirar’ en la que uno escribe algo hoy, mañana lo cuelga, y pasado ya tiene varios miles de ‘me gusta’, que se premie un libro de poesía de papel y lápiz, de tiempo, elaborada con lentitud, que es fruto además de la experiencia de muchos años… me gusta, porque es la mejor forma de reivindicar un tipo de escritura en la que creo”. Una poesía, añade, “sedimentada, lenta, hecha para perdurar, no para sobrevivir en las redes sociales”. El reconocimiento a su libro, insiste, “reivindica a un grupo enorme de poetas a los que admiro y a los que he venido leyendo durante muchos años, que tienen mi edad y que llevamos haciendo una escritura silenciosa, fuera de las redes”. Su poesía, explica, “bebe de la tradición, sin anularla ni rechazarla, sino que se nutre de ella y con ese respeto intenta hacer la suya propia”.

Halagado por el hecho de que sus referentes literarios hayan reconocido su libro como merecedor de este premio, recuerda la relevancia del Jurado del Premio Loewe. “ Yo leía a esos poetas cuando empecé a escribir y ahora los ves ahí sentados, leyendo tu libro… y encima, ¡gustándoles!”, se admira con humor. Nombra a Jaime Siles, a Caballero Bonald, a Francisco Brines, Antonio Colinas o De Villena. “Víctor García de la Concha -Presidente del Jurado- era una eminencia como crítico literario cuando empecé; todos soñábamos con que él tuviera a bien hacer una reseña de un libro nuestro”, añade. Un Jurado del que Sánchez formará parte en su próxima edición. “Va a ser difícil, pero pondré el mismo empeño que escribiendo un poema; es una gran responsabilidad porque está en juego el prestigio del Premio, del Jurado… y también que un buen libro pueda salir a la luz”, reflexiona. Se trata, incide, “de elegir el libro que pienses que es el mejor, independientemente de afinidades o modas, e intentar detectar objetivamente determinados elementos que son los que dan valor a una obra”. Basilio Sánchez se considera “un trabajador de la poesía; no sólo escribir poemas sino todo lo que tiene que ver con la escritura: elegir el lápiz y el papel, la cubierta del libro, la editorial, o las lecturas de poemas”. El poeta, médico de profesión, reconoce el “trasvase” que vive entre ambas actividades: “Con los años he descubierto que el médico que soy ha mejorado mucho gracias a la poesía, pero que el poeta también se ha nutrido de la medicina”. Sin embargo, reconoce, su anhelo es “ser un buen médico en la medicina y un buen poeta en la escritura; si no, sería sospechoso”.

Fiel a su costumbre de alternar cada libro con, al menos, un año de silencio, Sánchez se encuentra en ese periodo de “aparente esterilidad que en realidad no es así, porque recargas emocionalmente tu vida de experiencias y cuando empiezas a escribir de nuevo, todo eso sale”. Se trata de reposar la mente para “disfrutar leyendo”, dice. “Un placer casi mayor que el de la escritura”.

El furtivo que merodea en la noche
se siente vigilado
desde un bosque de estrellas.

Soy una muchedumbre que camina en secreto.

Soy un pueblo a la orilla
de este mar incesante
que construye sus torres sobre las ruinas de sus aguas.

Basilio Sánchez
Premio LOEWE 2018
He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes

 

Fotografías: Basilio Sánchez en la entrega del XXXI Premio Internacional de Poesía Fundación LOEWE. Lectura de poemas en el Instituto Cervantes de Madrid con Luis García Montero. Entrevista para ‘La hora cultural’, TVE 24 horas © Álvaro Tomé para Fundación LOEWE, 2019. 

LOEWE celebra tres décadas de poesía

El Premio Internacional de Poesía FUNDACIÓN LOEWE acaba de entregar los galardones de su XXX edición con la tradicional comida en el hotel Westin Palace de Madrid, a la que han acudido importantes personalidades del mundo de la moda, la danza, la música, las letras o el diseño. La bienvenida de Sheila Loewe, Presidenta de la Fundación, ha tenido un guiño cómplice a Chus Visor por su compañía a lo largo de estas tres décadas publicando los libros ganadores en su colección de poesía.

En un día tan señalado, Sheila Loewe agradeció de forma especial a todo el personal de LOEWE y a “todo el pequeño gran equipo de la FUNDACIÓN LOEWE que hace posible esta y otras muchas cosas bonitas”. Este año, conmemorando la XXX edición del Premio, la Fundación ha encargado una nueva antología poética de los libros ganadores a Luis Antonio de Villena y, según ha explicado la Presidenta, el día 21 de marzo -Día Internacional de la Poesía- se presentará el documental Poesía eres tú en el que “además de recordar los momentos más importantes del Premio, algunas de las voces más importantes de la poesía en español nos hablan del futuro de la poesía”. Enrique Loewe, Presidente de Honor de la FUNDACIÓN LOEWE -quien reconoció estar “visiblemente emocionado y satisfecho” por la trayectoria del Premio- admitió que “siempre había soñado con un día como hoy”. También explicó que, a él mismo, la poesía le «ha cambiado y me ha beneficiado, pero también ha cambiado a mi empresa; le ha dado una sensibilidad, una mirada, una visión, un rigor, un refinamiento, una búsqueda especial”. Emocionado, agradeció que de los 55 años que ha pasado en LOEWE, “30 de ellos hayan sido acompañado de esta ilusión.” Enrique Loewe tuvo, además, un especial recuerdo para los poetas Pablo García Baena y Antonio Cabrera.

La escritora y traductora Elvira Sastre, en su presentación del libro galardonado con el Premio Loewe a la Creación Joven –Un hogar fuera de mí, de Luciana Leif- definió el poemario como “uno de esos libros que no se encuentran por casualidad, sino que están colocados sobre la mesa de manera estratégica para que los descubras.” Sastre, que no conocía a la poeta argentina, siente “que ha descubierto a una autora necesaria” y relató cómo leyó el libro poco después de la marcha multitudinaria del pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer; una manifestación que ella aventura “crucial para el desarrollo de nuestro mundo”. De la autora, Elvira Sastre explicó que “es socióloga, feminista y cree en el poder de la poesía como medio de denuncia. Escribe con fuerza y quiere que se escuche”. La propia Luciana Reif, al recoger el Premio, declaró que “una nunca escribe sola, y un libro es un punto que refulge y que esconde, como todo objeto, el fetiche de las condiciones que hacen posible su existencia”. Tuvo palabras para su familia, que la educó “libre y rebelde”, para sus estudios de Sociología, que le mostraron que “el mundo es mucho más complejo de lo que aparenta”; también para “el movimiento de mujeres que luchan por la igualdad de sus derechos”, para su pareja por enseñarle “que hay que amar por sobre nosotros mismos” o para la poesía, “que por sobre todas las cosas, nos enseña mucho de todo esto”.

El periodista y escritor Ignacio Elguero, en su presentación de La poesía celeste -el libro ganador del XXX Premio Loewe- remarcó que su autor, el poeta Ben Clark, apenas tiene tres años más de edad que el propio Premio: “Si treinta años dan madurez a un premio, madurez poética es lo que podemos destacar de este libro”. Destacó también la originalidad del libro y desveló el origen del título, ideado a partir de una reunión de astrónomos acontecida en el norte de Alemania a principios del siglo XIX para tratar de encontrar un planeta perdido, en torno a la cual se construyen algunos poemas de este poemario. “El proceso de creación poética y el de creación humana están latiendo” en la obra, añadió Elguero. En él, “se levanta un cuerpo poético con diversos temas entre los que destacan dos: las relaciones paterno-filiales, con poemas de gran intensidad emocional, y la reflexión existencial, que indaga en las inquietudes humanas que tenemos todos nosotros”. Para ello, el poeta se sirve “de los grandes espacios y en particular de la astronomía; de ahí el título”. Surgen poemas, apunta “de gran fuerza expresiva, con imágenes muy sugerentes” que a veces surgen “de lo anecdótico, de las escenas cotidianas”, a partir de las cuales el poeta “destapa las emociones”. Ese es, para Elguero, el mayor logro del libro: despertar emociones en el lector. Por su parte el poeta Ben Clark, en el momento de recoger el galardón, citó al científico Stephen Hawking -fallecido ese mismo día- que recomendaba “fijar la mirada en las estrellas, y no en nuestros pies”. “En un mundo cada vez más impaciente,” dijo Clark, “he intentado con este libro que alejemos un momento nuestra mirada de las pantallas, de lo cotidiano… para elevarnos una vez más hacia las estrellas y los temas eternos de la poesía: el tiempo, la muerte y el único remedio que existe: el amor”.

El martes 20 de marzo ambos autores harán una lectura de sus libros premiados en la Casa de América de Madrid, a las 19,30h. Presentará Luis Antonio de Villena.

Fotografías: los ganadores de la XXX edición del Premio Internacional de Poesía FUNDACIÓN LOEWE, Luciana Leif y Ben Clark, con Enrique Loewe y Sheila Loewe ©Álvaro Tomé para FUNDACIÓN LOEWE, 2018.

El Premio LOEWE de Poesía 2015 vuelve a América

El poeta cubano Víctor Rodríguez Núñez (La Habana, 1955) ha resultado ganador del XXVIII Premio Internacional de Poesía Fundación LOEWE 2015 con su libro despegue. El Jurado, formado por Francisco Brines, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Colinas, Óscar Hahn, Cristina Peri Rossi, Soledad Puértolas, Jaime Siles y Luis Antonio de Villena, bajo la presidencia de Víctor García de la Concha, ha galardonado un libro osado y auténtico, que muestra serenidad en el retrato del conflicto y une el irracionalismo con la inmediatez social. El Premio LOEWE a la Creación Joven ha sido para la ecuatoriana Carla Badillo Coronado (Quito, 1985) por el poemario El color de la granada.

El 11 de noviembre, en la madrileña tienda LOEWE de la calle Gran Vía, tras unas palabras en recuerdo al recientemente fallecido Carlos Bousoño, los miembros del Jurado han hecho públicos los nombres de los ganadores en presencia de Enrique y Sheila Loewe, Presidente de Honor y Directora de la Fundación LOEWE respectivamente. En esta edición, 30 libros han quedado finalistas entre los 801 presentados desde 29 países, de los que un 27% ha procedido de Hispanoamérica. El Premio Internacional de Poesía Fundación LOEWE premia anualmente una obra inédita de al menos 300 versos y concede un Premio a la Creación Joven a un poeta menor de 30 años.

Víctor Rodríguez Núñez

Luis Antonio de Villena comenzó su presentación de despegue, el libro ganador, resaltando la importancia de Cuba “como uno de los más importantes centros de producción en lengua española”. Explicó cómo las raíces de Víctor Rodríguez Núñez -nacido en La Habana- y su actual residencia en los Estados Unidos, han podido influir en el “barroquismo comunicativo y reivindicativo de este libro ante un mundo que debe despegar, ir a otro lado”. Además de esta “visión desde fuera y crítica a la realidad cubana”, un profundo conocimiento de la tradición -para poder renovarla- llevan a Rodríguez Núñez a “jugar con la sombra de soneto”, escapando de un posible “barroquismo proliferante” gracias a su tono social y reivindicativo.

[Paseo del Prado]

este país se nos fue de los pies
y tomó otro camino

con su densa rutina
que ni una rumba puede alebrestar

mulatas legendarias
abanican la espera maduras de calor
y chinos hacen cola sonrientes
a las puertas de nada

país de reggaetón doble moneda
estridencia ideológica
donde lo único decente es el sol

país resuelto en ruinas triangulares
sin aire en la escalera
que ya no queda aquí ni regresa contigo

Víctor Rodríguez Núñez
Premio Loewe 2015
despegue

Carla Badillo Coronado-foto Mark Alvarez

El poeta Antonio Colinas destacó “la madurez” de Carla Badillo Coronado. El tono reivindicativo del verso, la simbología -compleja de abordar desde su juventud de poeta-, la pugna del binomio muerte-vida y un “escepticismo sutil que sacude al lector de forma contundente y directa” convierten a El color de la granada, según Colinas, en “un libro que nos hace sentir y pensar en los límites, y siempre con una extraordinaria sobriedad expresiva”.

 

38

Soy un pastor de ovejas ciegas
pastor y lazarillo a la vez
mas cuando me toque a mí
el turno de la oscuridad
¿quién entonces me guiará?

preparado estoy para el camino a solas
haré de mi laúd bastón
pues la música jamás se equivoca.

Carla Badillo Coronado
Premio Loewe a la Creación Joven 2015
El color de la granada

El próximo mes de marzo tendrá lugar la entrega de los galardones y la presentación de los libros que, como cada año, serán publicados dentro de la Colección Visor de Poesía.

JoséManuelCaballero Bonald,JaimeSiles,SoledadPuértolas,VíctorGarcíadelaConcha,LuisAntoniodeVillena,EnriqueLoewe,JesúsGarcíaSánchez,SheilaLoewe,ÓscarHahn,FranciscoBrines,AntonioColinas-foto Álvaro Tomé

Fotografías: Víctor Rodríguez Núñez © Katherine M Hedeen y Carla Badillo Coronado © Mark Álvarez. José Manuel Caballero Bonald, Jaime Siles, Víctor García de la Concha, Soledad Puértolas, Luis Antonio de Villena, Enrique Loewe, Chus Visor, Sheila Loewe, Óscar Hahn, Francisco Brines y Antonio Colinas © Álvaro Tomé para Fundación LOEWE, 2015.

Del otro lado del Atlántico

Los ganadores María Gómez Lara y Óscar Hahn

«Loewe se atreve a honrar lo que no es moda, ni pasa de moda». Reconocimiento, gratitud y respeto por la literatura en su máxima expresión, destilaban las palabras del poeta chileno Óscar Hahn (Iquique, 1938) al recoger su galardón.

El XXVII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe hizo público el Fallo del Jurado el pasado noviembre.

Meses después, con los poemarios publicados por la Editorial Visor, los ganadores se han encontrado con el Jurado y una selección de invitados relacionados con la literatura, la moda, el diseño y todas las ramas artísticas que vertebran la actividad cultural de la Fundación Loewe. El Hotel Westin Palace, como cada año, acoge la gran fiesta de la lírica.

Hahn&Edwards

 

MariaGomezLara

La intervención de Hahn fue un canto a la valentía y la constancia de la Fundación Loewe en su apoyo a la poesía, definiéndola como «una forma superior del lujo, no en lo suntuoso, sino como experiencia única, intensa» a pesar de considerarse «la variante pobre de la literatura; pobre en ventas pero rica en atributos de la condición humana». El escritor también chileno Jorge Edwards presentó Los espejos comunicantes de Óscar Hahn en un brillante discurso lleno de guiños a la poesía como cadena que une épocas y nombres distantes, reivindicando que «la poesía de calidad tiene una condición profética».

La colombiana María Gómez Lara (Bogotá, 1989), llena de agradecimiento, recogió el Premio a la Creación Joven por su libro Contratono, que presentó Antonio Lucas, ganador del Premio Loewe la pasada edición. Con unas lúcidas palabras que destacaban «la voz potente» de los versos de la joven poeta, afirmó que «arrastra ya una madurez que no renuncia al asombro, y es lo que le da textura»; su libro muestra, además, que «sabe cuál es la mejor tradición de la poesía».

_F3C4107
Sheila Loewe -Directora de la Fundación- y su padre Enrique Loewe -Presidente de Honor- acogieron a los presentes desde el estrado con la complicidad de quien se sabe rodeado de amigos y satisfecho por la labor terminada.

Modesto Lomba y Enrique Loewe

Enrique Loewe tuvo un honesto agradecimiento para el poeta Pablo García Baena, quien por motivos de salud ha decidido que sería esta su última participación como Jurado del Premio, y demostró públicamente su respaldo y satisfacción por el rumbo que está tomando la Fundación Loewe, bajo la mirada de su hija Sheila. «Ella y su equipo», afirmó, «son mi tranquilidad».

Es la primera vez que los dos galardones recaen en poetas hispanoamericanos. La Fundación Loewe, satisfecha de reforzar los vínculos que nuestra lengua común proporciona, celebra la llegada de dos hermosos libros de poemas del otro lado del Atlántico a nuestras manos. La poesía, una vez más, ha demostrado su capacidad de tender puentes cuando es una voz auténtica, serena y libre de prejuicios.

Fotografías: María Gómez Lara y Óscar Hahn; Ó. Hahn recibe su premio junto a Jorge Edwards; M. Gómez Lara y Antonio Lucas; Sheila Loewe, J. Edwards, Ó. Hahn, M. Gómez Lara, A. Lucas y Enrique Loewe; E. Loewe con Modesto Lomba © Fundación Loewe, 2015.