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Poesía y vida

La gran fiesta de la Fundación Loewe gira cada año en torno a la poesía.

Jon†s Trueba, Enrique Loewe, Elena Medel, Antonio Lucas, Sheila Loewe y Juan Diego Botto

Artistas, escritores, periodistas, políticos y gestores se reúnen cada año en el Hotel Palace de Madrid para celebrar la entrega del Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe, que en esta XXVI edición ha recaído en manos de Antonio Lucas por su libro Los desengaños y Elena Medel, en Creación Joven, por su poemario Chatterton. Ambos, como de costumbre, han sido publicados por la Editorial Visor.

Juan Diego Botto, presentando el libro los Desenga§os, de Antonio Lucas

Aunque el ambiente de celebración es constante, año tras año, y los reencuentros que tienen lugar en los salones del Palace son siempre entrañables, nada logra restarle protagonismo a la auténtica estrella de ese momento: la poesía.

Se puede vivir sin poesía -se dijo en numerosas ocasiones durante el acto de presentación de los libros- pero sin duda, la vida estaría mucho más vacía, sería menos rica e interesante. Poetas de referencia se mezclaron el pasado miércoles con los más jóvenes -ganadores del Premio Loewe en ediciones anteriores- y ese ambiente de camaradería en el oficio y en la vida resalta el auténtico significado del acto de entrega del galardón.

Eduardo Arroyo, Carmen Iglesias y V°ctor Garc°a de la Concha

Como no podía ser de otra manera, las palabras de Enrique Loewe, Presidente de Honor de la Fundación, se vieron empapadas de recuerdos a escritores fallecidos recientemente y muy vinculados a los primeros tiempos del Premio de Poesía: Octavio Paz fue, según palabras de Enrique Loewe, «el impulso y la energía» de los primeros años, fundamentales para que este galardón de las letras españolas pueda seguir disfutando de una larga y prestigiosa existencia; la poesía de Juan Luis Panero, primer ganador del Premio, propició la memoria y el reconocimiento a los galardonados en el pasado.

Además, Ana María Moix, brillante mujer de letras e impulsora de los Premis Terenci Moix en Barcelona, con los que la Fundación Loewe ha tenido un vínculo estrecho durante varios años, y el poeta Félix Grande, amigo y estimulante presencia en los actos de la Fundación Loewe, fueron recordados con cariño y agradecimiento.

Sheila Loewe y Angel Schlesser

Mirando al futuro con ilusión y alegría, augurando lo mejor para la Fundación -ahora en manos de su hija Sheila- Enrique Loewe disfrutó de un acto que también daba protagonismo a otras artes, y que vinculaba por primera vez cine y poesía.

La entrega de los galardones de manos de Enrique y Sheila Loewe a los poetas premiados derivó en la presentación de los libros por parte del guionista y director de cine Jonás Trueba y el actor Juan Diego Botto. Admiración y complicidad se adivinaban en las palabras de ambos, que cerraron los propios poetas leyendo sus versos ganadores. La cercanía generacional de los cuatro, poetas y cineastas, se revelaba en espíritu de colaboración, cercanía y buenos presagios.

Nuevas generaciones toman el relevo y nuevos poemas esperan su oportunidad.

Elena Medel con Jon†s Trueba y Juan Diego Botto

Fotografías: Jonás Trueba, Enrique Loewe, Elena Medel, Antonio Lucas, Sheila Loewe y Juan Diego Botto; Antonio Lucas y Juan Diego Botto; Eduardo Arroyo, Carmen Iglesias y Víctor García de la Concha; Sheila Loewe y Ángel Schlesser; Elena Medel con Jonás Trueba y Juan Diego Botto © Fundación Loewe, 2014.

Los 100 años de Octavio Paz

OctavioPaz1Decía Octavio Paz que todas las religiones cuentan cómo, en su origen, el mundo estaba poblado de dioses, ninfas, ángeles y demonios; de pronto ese mundo se despobló y sólo quedaron fuerzas que había que utilizar y dominar. Ese mundo de dioses también se olvidó de la poesía.
Así identificaba el escritor, de forma metafórica, el maltrato al que hemos sometido a la naturaleza a lo largo del siglo XX con la ausencia de una gran poesía que lo culminara.

La voz de Octavio Paz surgió en América habiéndose impregnado tanto de la corriente surrealista como de la literatura anglosajona, y supo evolucionar y modificarse constantemente, con un ingenio casi voluptuoso. En su faceta de artista comprometido ejerció de crítico feroz con las dictaduras que crujían en América Latina, unas y otras; la edad, sin embargo, lo fue amansando y decepcionando de sus ideas revolucionarias, aunque nunca perdió su compromiso social e intelectual.

A este exquisito prosista, poeta entregado y protagonista generoso de la literatura mexicana, tanto el Premio Cervantes en 1981 como el Nobel de Literatura en 1990 le sirvieron para disfrutar el  respeto y la admiración unánime que sus compañeros de profesión sentían por su trabajo.

JuradoIIPremio Loewe1989

El vínculo de Octavio Paz con la Fundación data de la segunda edición del Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe, cuando el mexicano llegó como Presidente del Jurado. Siempre ejerció más de jurado que de presidente, ya que su compromiso en las jornadas de deliberación y las defensas enérgicas de sus poemarios favoritos son todavía recordadas en la Fundación con agradecimiento y nostalgia. Él mismo escribió, desde entonces y hasta la VI edición del Premio, las contraportadas de los libros ganadores, que eran y siguen siendo publicados por la Editorial Visor.

Su presencia incorporó cierto protagonismo a la vertiente americana de la poesía, algo que ya desde entonces buscaba la Fundación Loewe; al dejar de participar como jurado activo en las votaciones, llegó a la casa el chileno Gonzalo Rojas. Por su delicada salud, Octavio Paz pasó a ser Presidente de Honor y mantuvo este cargo hasta su fallecimiento en 1998.

ABC6junio1989

Octavio Paz sigue formando parte de nuestro Premio de Poesía; ya en 1998, fue el dedicatario de la Antología Poética de los 10 primeros libros ganadores acometida por Luis Antonio de Villena, y que se tituló La Poesía Plural (Madrid, Visor, 1998). Baste también recordar lo que Paz escribió del libro ganador en la segunda edición del Premio –Semáforos, semáforos (Madrid, Visor, 1990)- de Jaime Siles, hoy jurado habitual, brillante colaborador y amigo de la Fundación: «un libro muy personal y que provoca en mí un deslumbramiento sonriente». Así, deslumbrados ante la poesía y sonrientes hacia el futuro, celebramos el centenario del nacimiento de Octavio Paz, y aguardamos la ya cercana celebración del XXVI Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe, de cuya edición anterior compartimos aquí los mejores momentos.

[Para ver el video conmemorativo del XXV Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe, pinchar aquí.]

Fotografías: Retrato de Octavio Paz © Archivo Fundación Loewe. Jurado del II Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe: (de izquierda a derecha) Enrique Loewe, Octavio Paz, Pere Gimferrer, Jesús García Sánchez, Luis Antonio de Villena, Antonio Colinas, Juan Luis Panero, Carlos Bousoño y Francisco Brines © Archivo Fundación Loewe, 1989. Recorte de prensa, diario ABC (Madrid, 6 de junio de 1989).
 

La Belle

Cuando Jean-Christophe Maillot, director de Les Ballets de Monte-Carlo, creó La Belle, quiso alejarse de las versiones edulcoradas que habían llegado hasta nosotros de La Bella Durmiente del Bosque, y lo que consiguió fue que los adultos descubrieran la magia dramática del cuento de Perrot.

LaBelle1

Reescrita por los Hermanos Grimm y llevada al escenario en 1890 con una majestuosa e inmejorable versión del compositor Piotr I. Tchaikovsky y el coreógrafo Marius Petipa en San Petersburgo, La Bella Durmiente se había convertido en un cuento de hadas que destacaba la primera parte de la historia y la hacía terminar con un clásico final feliz -el despertar de la Princesa y la boda de los herederos del Reino-  que los coreógrafos aprovecharon para culminar con escenas de apoteosis acrobática en una auténtica exhibición de los mejores y más elegantes bailarines de los que las compañías dispusieran. La narración de Perraut, sin embargo, como también la versión posterior de los Grimm, cuenta con una segunda parte que aúna el drama, la traición, la calumnia y la venganza… para volver a terminar con la victoria del bien sobre el mal, tras un sórdido recorrido por las más complejas emociones humanas.

SONY DSCMaillot, para completar la historia primitiva, y encontrando incompleta la original partitura que Tchaikovsky había creado para la versión de Petipa, añadió algunas escenas del ballet Romeo y Julieta y se recreó en los personajes principales, que actúan sin censuras, sin sufrir filtros estéticos ni morales. Se trata, así pues, de un ballet que se aleja muchísimo de la visión que todos recordamos de La Bella Durmiente tradicional, y por eso el coreógrafo lo tituló La Belle. La Belle es ella, única protagonista de una historia que nunca parece terminar de dirigir… ¿o no? Otros personajes, ricos en matices, la rodean. El ballet La Belle es una obra coral en la que tanto los solistas como el conjunto tienen la obligación de conducir la historia real, humana que allí se cuenta.

Galardonada con el Premio Nijinsky 2001 como la mejor coreografía del año, este ballet se ha convertido desde entonces en buque insignia de Les Ballets de Monte-Carlo, una compañía refundada en 1985 con la intención de devolver a la danza el protagonismo que había tenido en el Principado de Mónaco décadas atrás, y que Maillot ha sabido dotar de un sello estilístico inconfundible.

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Su presencia en Barcelona, como parte de las actuaciones de danza que con patrocinio de la Fundación Loewe han tenido lugar en el Gran Teatre del Liceu, era muy esperada. Con prestigio internacional, los bailarines de Les Ballets de Monte-Carlo son el mejor instrumento de que su director y coreógrafo principal se sirve para mostrar, sobre la escena, el brillo y la excelencia de su compañía.

Fotografías: La Belle por Les Ballets de Monte-Carlo © Laurent Philippe, Javier del Real y Marie-Laure Brian.

Nippon-Koku

Nippon-Koku no es un documental sobre Japón.Nippon-Koku3

Recién estrenado el pasado sábado en Naves del Español – Matadero Madrid, Nippon-Koku es el último trabajo que ha presentado la Compañía Nacional de Danza, obra del coreógrafo Marcos Morau -Premio Nacional de Danza 2013- y La Veronal.

Morau fundó La Veronal en 2005, aglutinando así un conjunto de creadores provenientes de la danza, el cine, la literatura y la fotografía. Alejados de patrones creativos convencionales, los componentes de La Veronal recorren espacios artísticos globales que conllevan una visión conjunta del proceso artístico y una búsqueda común de soportes expresivos. Nippon-Koku es un eslabón más de un decálogo que iniciaron poniendo en relación danza y geografía, partiendo de países o ciudades, y convirtiendo sus metáforas estéticas en reflexión humana.

Nippon-Koku1Esta obra tiene detrás un equipo artístico de primera linea y cuenta con dramaturgia de Pablo Gisbert, escenografía de Enric Planas, vestuario de David Delfín, iluminación de Albert Faura y música de Luis Miguel Cobo. Marcos Morau, además, se ha apoyado en el personalísimo movimiento de su asistente, Lorena Nogal, y el trabajo de improvisación de los bailarines de la Compañía Nacional de Danza.

Una compleja reflexión sobre la autoridad y su reflejo social, la complicidad del individuo en el devenir de los tiempos… La pieza brota del escritor y dramaturgo Yukio Mishima, sus teorías sobre fascismo o belleza, su vínculo con el ejército y la elección de su muerte mediante los rituales más populares de la tradición japonesa. Todo ello otorga a Nippon-Koku una estética oriental intrigante, que convierte la obra en un auténtico proceso de reflexión para el espectador. Todo un reto para la Compañía Nacional de Danza -de la que la Fundación Loewe es su patrocinador oficial- y su público, que se enfrentan en esta ocasión a una obra que, lejos de dejarnos indiferentes, nos acompañará cómplice en nuestras más profundas emociones.

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Nippon-Koku. Compañía Nacional de Danza en Naves del Español, Matadero Madrid. Del 8 al 16 de febrero de 2014. Más información en www.mataderomadrid.org.

Fotografías: Nippon-Koku. Agnès López-Río y Mar Aguiló © Jesús Robisco, 2014. Mattia Russo con Tamako Akiyama y Elisabet Biosca con Bailarines CND © Borja Suárez Lázaro-Galdiano, 2014.

Silence Shapes

La descontextualización de los elementos nos hace percibir la dimensión auténtica de lo que tenemos ante nosotros, liberándola de connotaciones forzadas por nuestras experiencias previas; otras veces, lo que nos llega es una fantasía, una imagen irreal que nuestra mente no identifica como familiar y puede provocar el desconcierto, la sorpresa vestida de magia.

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El fotógrafo italiano Filippo Minelli ha iniciado este camino de búsqueda de lo inesperado que se llama Silence Shapes en el año 2009 y ha alcanzado un entendimiento casi místico con los lugares que explora. Si solemos identificar las bombas de humo con la consagración legal de la violencia bajo una solemnidad casi formal para el mantenimiento de la paz, la obra de Minelli conseguirá hacernos cambiar de opinión. Nubes teñidas de color alcanzan los lugares más insospechados para dejarnos ensimismados, incubando ideas que se quedan flotando en nuestra mente mientras viajamos de un lugar a otro, de un color a otro. Un bosque, un prado, un estanque… entornos que asociaríamos con los que marcaron la estética del romanticismo europeo, se ven ahora ocupados -diríamos mancillados si no fuera por la poesía que encierran sus encuadres- por nubes coloridas que arrastran un pasado rebelde, tumultuoso y casi bélico. Un juego de actitudes ante la vida que provoca en cada espectador sensaciones diferentes.

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Con la muestra Silence Shapes, que podrá verse en el espacio expositivo de la tienda Loewe en la calle Serrano de Madrid, el fotógrafo Filippo Minelli -nacido en Brescia, Italia, en 1983- aparece en lo que está siendo su primera muestra individual en nuestro país. De esta forma, Loewe apoya una vez más la creación joven y apuesta por una proyección sincera de la obra más prometedora de esta generación.

Una colección de imágenes que nos ayudará a convertir el mundo, por fin, en el silencioso espacio que todos quisiéramos ocupar.

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Silence Shapes. Loewe, calle Serrano, 26.  Madrid. Hasta el 30 de marzo  [Lunes a sábado: 10:00 a 20:30h. Domingos y festivos: 11:00 a 20:00h].

Fotografías: Silence Shapes © Filippo Minelli.

Antonio Lucas, poeta

Dos meses después de haberse alzado con el XXVI Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe, Antonio Lucas ve cómo se acerca el momento de tener su libro ganador –Los desengaños– entre sus manos y a disposición de sus lectores. Será su quinto poemario; con sus obras anteriores, Lucas ya había reunido reconocimientos como el Premio Internacional Ciudad de Melilla (Los mundos contrarios, 2009), el Ojo Crítico que concede RNE (Lucernario, 1999) y un áccesit del Premio Adonais (Antes del mundo, 1996). Sin embargo, tras ganar el Premio Loewe, el poeta admite que «hay una mayor recepción hacia lo que uno escribe; por ejemplo en la librería Visor y en otros lugares me han contado que ya ha ido gente preguntando por Los desengaños. Eso destaca un cierto interés que no habían tenido otros libros; también ha tenido una enorme difusión en los medios. He ganado otros premios y todo había sido mucho más modesto, en esta ocasión ha habido muchas más atenciones y llamadas. Se nota la tradición tan extensa que arrastra el Premio Loewe. Me lo habían advertido algunos amigos que lo habían ganado previamente, y es cierto que de algún modo me ha cambiado la perspectiva.»

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Antonio Lucas es redactor de cultura y columnista en el periódico El Mundo y según nos confiesa, «lo único que he escrito más allá de los artículos periodísticos, desde jovencito, ha sido poesía». Afirma que su llegada al mundo en verso fue bastante natural ya que su padre es «un gran lector de poesía, muy constante» y su infancia ya se desarrolló en ese ambiente; además de conocer poetas que eran amigos de la familia, su padre les leía -tanto a él como a su hermana- poesía de Rafael Alberti, Miguel Hernández o Antonio Machado. Para Lucas, ese primer contacto con la poesía fue «bastante ingenuo, incluso pasivo». Sin embargo «a partir de los catorce o quince años empecé a leer por mi cuenta y a hacer los primeros versos; al principio imitando a los poetas que a uno le gustaban, como Lorca o Aleixandre, pero después pasas de ese ejercicio casi caligráfico de imitar a los poetas que te gustaban, a hacer cosas propias». Al final, confiesa el escritor, «te quedas apresado en ese mundo tan fascinante que es contar tu vida o tus emociones a través de los versos. La poesía se convirtió en uno de los puntales de mi forma de entender el mundo, ver las cosas y entenderme a mí mismo».

Para Lucas, el Jurado del Premio Loewe es «lo que le da esa pátina de excepcionalidad y lo convierte en un gran aliciente para tantos poetas españoles e hispanoamericanos; es un Jurado en el que hay premios Cervantes, premios Príncipe de Asturias, poetas a quien uno admira, ha leído, y que forman parte de su educación fundamental… un Jurado como ese se convierte en faro de costa no sólo de los demás premios de poesía, sino de todos los premios literarios que hay en España. El mejor elogio de sus miembros es que hayan optado por dar a Los desengaños el XXVI Premio Loewe de Poesía. Que hayan apostado por que ese libro forme parte de la escudería del Premio Loewe es el mayor reconocimiento».

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Esta ha sido la primera vez que Antonio Lucas se presentaba al Premio, y afirma que «estaba muy seguro de que el libro estaba a la altura de lo que han sido otros ganadores del Loewe. En otros libros tuve la tentación pero, no es que no estuviese seguro de ellos, sino que pensaba que podía hacerse algo mejor, o se podía madurar de un modo más sólido, así que lo que hice fue esperar a tener un libro que pudiera estar a la altura que exige el Loewe. De mis cinco libros, sí creo que Los desengaños es el libro más cuajado, más hecho. Es probablemente en el que hay volcada una nueva percepción de lo que es mi propia poesía; mi obra anterior tiene un punto más abstracto, a veces más distante de lo real; en este hay una combinación de esa abstracción a la que no renuncio y de esa voluntad de hacer de la poesía también una herramienta de lenguaje, pero este libro es menos ensoñador. Los desengaños está lleno de lo que vivía yo por un lado y de lo que vivimos en la sociedad española por otro; por una parte aparece una ruptura sentimental -la separación de una mujer tras muchísimos años juntos- y por otra una percepción del presente que atravesamos y de la situación de incertidumbre que hay en lo ámbito de lo social. Esas dos cosas conformaban un estado de ánimo que no es de tristeza, sino de superación. El libro está escrito con un gran entusiasmo a pesar de que viene de dos arañazos: el arañazo del ciudadano que no comprende bien lo que sucede a su alrededor y no le gusta, y el arañazo de la persona que pierde a alguien que ha sido fundamental en su vida durante tantos años».

Antonio Lucas con Francisco Brines

Para la ganadora del Premio Loewe a la Creación Joven -Elena Medel- sólo tiene buenas palabras: «Conocí a Elena cuando tenía catorce o quince años, y ya sus primeros poemas me parecieron de una gran calidad poética y de una enorme madurez para su edad. Fue una gran sorpresa ver que habíamos ganado los dos este año y que encontraba una ‘cómplice’ como compañera de viaje en el Premio Loewe. «Es lo mejor que nos podía haber sucedido a los dos en esta aventura», añade.

Nuestro ganador de 2013 no quiere dejar de recordar lo que considera «los otros puntales del Premio Loewe», además del Jurado: el plantel de ganadores anteriores y la editorial. De los primeros afirma que «demarcan muy bien el panorama de la poesía en español -tanto española como iberoamericana- que es muy rico y muy poderoso; es un privilegio formar parte de esa escudería». Respecto a la Editorial Visor, confiesa Lucas ilusionado que «es muy estimulante que sea Visor, mi editorial, la encargada de publicar su poemario. «Visor es uno de los puntos de referencia de la poesía y también es de mi propia trayectoria lectora. Que además sea quien lo edite hace que el Premio se convierta en algo mucho más cercano para mí, mucho más familiar. Estar en Visor otra vez es como estar en casa con los mejores amigos.»

Fotografías:  Antonio Lucas en el acto de presentación de su libro Los desengaños y acompañado del poeta Francisco Brines © Uxío da Vila, 2013 para Fundación Loewe.

La ilusión de la Navidad

LoeweOsito

El recuerdo de la magia del espectáculo y la fantasía que envuelve, aparece de nuevo en los escaparates de Loewe durante estas Navidades. Apoyándose en los emblemáticos espacios que diseñaba José Pérez de Rozas en la España de los años 40 y 50, las tiendas Loewe rinden homenaje a quien fuera su director creativo durante 33 años, mostrando a sus clientes de hoy el glamour de los escaparates de antaño.

Enamorado de las esculturas animales, Pérez de Rozas quiso traer alegría y sofisticación a una de las épocas más duras de España, y los viandantes que recorrían las calles encontraban -al menos al otro lado del cristal de los escaparates de Loewe- el toque privilegiado de Hollywood, el gusto por el lujo más exclusivo y el brillo de lo casi irreal.

Animales decorados con tachuelas, pieles, sedas y artículos de una calidad única llenaban los escaparates de unas ciudades todavía dolientes y con un largo camino por recorrer, pero que anhelaban un futuro lleno de luz. La irrupción del cine musical, la comedia romántica tan presente en el cine americano y el ambiente onírico del set de rodaje añadían ternura y esperanza a toda una generación que soñaba con crecer y olvidar.

LoeweElefantes

Recordando a Pérez de Rojas y potenciando los principales valores artesanos y creativos de Loewe, los escaparates navideños de las tiendas nos devuelven la ilusión que provoca esta fantasía en forma de regalo mientras la generosidad de los materiales nobles de los que surgen los artículos Loewe cobra su máxima importancia. Los lunares, recientes protagonistas de la firma, aparecen ahora enmarcados por un clásico bambalinón fruncido que adorna la boca del escaparate – a modo de escenario- y oculta el peine teatral.

Así, entre pañuelos, bolsos, carteras… los pequeños animales recientemente creados por los artesanos de la casa se encuentran por primera vez con los osos y los elefantes de José Pérez de Rozas. Loewe nos trae de nuevo ilusión reuniendo, durante unos días, estéticas de épocas lejanas entre sí. Feliz Navidad.

Fotografías. Oso panda con charms, animales monedero, billeteros y bolso Amazona. Elefantes con bolsos Sofía e Inés. © Loewe, 2013.

Pensar antes de hacer

La mágica Galería Loewe de Barcelona, que ha acogido la exposición Elogio de la Cultura, ha sido también escaparate de un encuentro que germinó a partir del propio libro que celebra los 25 años de la Fundación Loewe. El arquitecto Juli Capella, el filósofo Rafael Argullol y Enrique Loewe, Presidente de Honor de la Fundación Loewe, han sido los protagonistas de un coloquio que ha servido de plataforma dialogante en torno a algunas de las reflexiones recogidas en esta publicación conmemorativa.

Con el título Sin diseño, a las cavernas. «Pensar antes de hacer» se encabezaba el magnífico texto con el que Capella contribuyó generosamente a nuestro Elogio de la Cultura; a partir de ahí, el coloquio que reunió en Barcelona a público y ponentes se convirtió en todo un manifiesto creativo y lúdico sobre la cultura y el concepto diseño, que se vio arropado por unas sillas de Vitra que parecían celebrar la gran acogida que este acontecimiento ha tenido en Barcelona.

Loewe, Capella, Argullol

Para Capella, «el diseño es fundamental en la calidad de vida, pero también te puede destruir». Insistiendo en la metáfora que encierra el título de su texto, afirmó el creador que sin diseño «desaparecerían las cosas, los espacios que tenemos a nuestro alrededor». Argullol, en la misma línea de pensamiento que el diseñador, añadió que «la estética de la vida cotidiana es decisiva para juzgar la calidad de una cultura o civilización. El equilibrio entre eficacia y buen gusto en el diseño de los objetos que nos acompañan es fundamental.» Así, insistieron en ver el diseño como «elemento conciliador» y las palabras de Argullol empujaron a Enrique Loewe en su mensaje de definir el lujo como «la búsqueda de la excelencia, de un mayor refinamiento y respeto por las cosas que nos rodean, la búsqueda de aquellas cosas que nos ayudan a ser mejores personas».

A partir de ahí, Capella advirtió cómo «el gusto se aprende a base de asistir a lecturas, exposiciones… El lujo cada vez está menos relacionado con el dinero y más con lo exclusivo, con la relación con los objetos; los objetos no son para acumular, sino para hacerse servir por ellos». Además, Argullol apuntaba: «Es fundamental la libertad en el gusto, no imponer cánones. El equilibrio entre tradición y modernidad es muy importante. El diseño debe alejarse del pseudolujo y acercarse al refinamiento».

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 Precisamente ese buen hacer y el tradicional respeto creativo por el diseño que rezuma Loewe ha sido una de las razones por las que Enrique Loewe recibiera, unos días más tarde, la Medalla del Mérito en el Comercio que concede el Ministerio de Economía y Competitividad, presidido por el Ministro Luis de Guindos. Este reconocimiento público a sus aportaciones al sector comercial -desde distintos ámbitos- también ha distinguido con la Placa al Grupo Porcelanosa en su modalidad interior. En su modalidad exterior, la Medalla ha sido para José Luis Bonet Ferrer y la Placa fue concedida a Prosegur, igualmente galardonados este año.

Las celebraciones en torno a la cultura, a través de la Fundación que Enrique Loewe puso en pie en 1988, se continúan. Enrique Loewe, hoy Presidente de Honor de la Fundación Loewe.

Enrique Loewe

Fotografías: Enrique Loewe, Juli Capella y Rafael Argullol en Galería Barcelona© Nini Cortadellas para Fundación Loewe, 2013.

CND: Ven a bailar con nosotros

La Compañía Nacional de Danza acaba de presentar un programa nuevo en el Teatro de la Zarzuela que, bajo el título «Ven a bailar con nosotros», aúna coreografías de tres grandes creadores de los últimos tiempos: Itzik Galili, Jirí Kylián y Ohad Naharin. Fiel a su idea de ir recuperando piezas clásicas para el repertorio de la compañía mientras la danza contemporanea sigue manteniendo un espacio importante en sus actuaciones, José Carlos Martínez, director de la CND, ha demostrado que el público valora y disfruta con este cambio constante de estilos. Noche tras noche, las actuaciones de la compañía en Madrid son un éxito.

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La primera coreografía de este programa, Sub, es una creación de Itzik Galili -nacido en Israel y afincado en Europa- sobre la obra Weather One, del compositor Michael Gordon. Se trata de una pieza para 7 hombres que muestran, en cerca de veinte minutos de danza ininterrumpida, la soberanía, fortaleza y resplandor de la danza masculina. Intrépidos, vigorosos y en apariencia incansables se muestran los bailarines de la CND con los originales diseños de vestuario de Natasja Lansen. La iluminación de Yaron Abulafia logra que los torsos desnudos de los bailarines se conviertan en absolutos protagonistas de la coreografía. La más atlética masculinidad del bailarín actual queda patente viendo a los hombres de la CND ejecutar esta vistosísima y espectacular pieza de Galili.

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En contraste, una coreografía creada sólo para mujeres continúa la velada. Falling Angels, estrenada por la CND en 2004 y recuperada recientemente, es una de las obras más importantes de Jirí Kylián. Con música de Steve Reich, esta pieza para 8 mujeres pone de manifiesto algunas de las virtudes por las que el coreógrafo checo ocupa un lugar primordial en la danza del siglo XX; la elegancia con que se muestran las bailarinas, la prodigiosa musicalidad de los encadenamientos, el uso del espacio escénico, la calidez y el humor… todo ello en una misma pieza que supone toda una prueba de fuego para cualquier compañía que se enfrente a ella por la complejidad y rigor que encierra. El vestuario de Joke Visser y el diseño de iluminación de Eric van Houten completan ese «total look» de Kylián que permite que cualquier de sus coreografías sean perfectamente reconocibles apenas se levanta el telón unos centímetros del suelo.

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Finalmente, cierra la noche el ballet Minus 16, el que da título a este «Ven a bailar con nosotros» que propone la CND. Se trata de una pieza ya emblemática de Ohad Naharin, quien la creó en 1999 para la compañía que dirige en Tel Aviv, la Batsheva Dance Company. Minus 16 recorre diferentes caminos musicales y se inicia con un largo solo de improvisación durante el entreacto que continúa mientras el público vuelve a sus butacas y se prepara para continuar la representación. Este viaje de soledad y cercanía que enfrenta sentimientos dispares, provoca en el espectador un contraste permanente entre el drama y el humor mientras pone a prueba las capacidades físicas e interpretativas de los bailarines, y al final de la pieza, incluso incorpora al público acercándolo al escenario. Ohad Naharin es capaz de manejar los duos con la misma maestría que a los grupos grandes, del mismo modo que rapta el ojo y el espíritu del espectador. De la mano de Naharin y de los bailarines de la CND, es el propio público el que pone punto final a la actuación cada noche y provoca el deseo, cómo no, de seguir bailando con ellos.

Tres piezas de creación reciente, que en pocos años se han convertido en obras de repertorio en el mundo entero a modo de buque insignia de tres magníficos coreógrafos, componen este programa. Con él, la Compañía Nacional, que patrocina la Fundación Loewe, vuelve estos días al escenario del Teatro de la Zarzuela para involucrar cada vez más al público en su labor de creación y maestría artística.

«Ven a bailar con nosotros». Compañía Nacional de Danza. En el Teatro de la Zarzuela de Madrid hasta el 24 de noviembre de 2013. Más información en www.teatrodelazarzuela.mcu.es y en las taquillas del teatro.

Fotografías: Compañía Nacional de Danza en Sub, Falling Angels y Minus 16 © Fernando Marcos, 2013.

Antonio Lucas y Elena Medel, protagonistas del XXVI Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe

Mientras aún se disfrutan los ecos de la presentación de nuestro Elogio de la Cultura, y en el mismo espacio en el que se exhiben los retratos de Chema Conesa nacidos especialmente para esta publicación, la Fundación Loewe vuelve los ojos hacia la que ha sido una de sus más celebradas creaciones: el Premio Internacional de Poesía. La Fundación Loewe acaba de cumplir 25 años y en 2013 celebra la vigesimosexta edición de un certamen que ha brindado a las letras la oportunidad de reunir, entre miembros del Jurado y escritores galardonados, la mejor antología de la poesía en lengua española de los últimos tiempos.

Antonio Lucas y Elena Medel -foto Ux°o da Vila

Tanto Antonio Lucas (Madrid, 1975), premiado en la edición de este año, como Elena Medel (Córdoba, 1985), ganadora del Premio Loewe a la Creación Joven, han sido capaces de deslumbrar con el poder de sus versos a un Jurado ya emblemático en el mundo literario y que cuenta con recientes incorporaciones; bajo la presidencia de Víctor García de la Concha, el certamen de este año ha reunido a Francisco Brines, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Colinas, Pablo García Baena, Clara Janés, Soledad Puértolas, Jaime Siles, Luis Antonio de Villena, y Juan Vicente Piqueras, ganador del Premio en su edición anterior.

Sheila Loewe y Enrique Loewe-foto Ux°o da Vila

Todo en la jornada del anuncio del fallo fue una fiesta, desde la presentación del acto en manos de Enrique Loewe, Presidente de Honor de la Fundación Loewe, y su hija Sheila Loewe, Directora de la Fundación, hasta las palabras de los poetas en los corrillos previos a su subida al estrado; pura emoción y respeto. Las palabras de Víctor García de la Concha fueron un brindis hacia el propio Jurado, del que destacó  su rigor “por el estudio previo de los libros a los que se enfrenta” mientras añadía con generosidad: “La verdad es que aprendemos unos de otros”.

Elena Medel, XXVI Premio a la Creaci¢n Joven-foto Ux°o da Vila

El libro galardonado con el Premio a la Creación Joven –Chatterton- está destinado, en palabras del poeta Jaime Siles, “a marcar una tendencia y una época dentro de su generación porque objetiva precisamente eso: una visión generacional.” Su autora, dice Siles, está “educada en la esperanza del triunfo y enfrentada a la realidad de un oscuro horizonte cuyo rasgo distintivo es el fracaso”. Sin considerar la obra de Medel como “poesía social aunque sí la roza en algunos momentos, y con gran calidad”, Siles hizo referencia a ciertos rasgos que el libro presenta de “poesía feminista, de la forma en que la entendieron Sylvia Plath y Anne Sexton”. Entre los éxitos lingüísticos de la poeta, Siles destacó “el valor de la sintaxis más que en el uso de las imágenes en sí, la yuxtaposición de los planos y el fragmentalismo de los significantes.” Entre imágenes cinematográficas y evocaciones costumbristas, Jaime Siles empujó a los asistentes a la lectura de un libro que bucea en la madurez en la mujer y todo lo que “comporta eso en nuestro mundo, de frustraciones y renuncias”. Esta “elegía a la adolescencia” -también en palabras de Siles- nos trae en su título a un célebre suicida y consigue utilizar unos rasgos poéticos “que no son los habituales en nuestra lírica”.

Al presentar Los desengaños -el poemario ganador de Antonio Lucas- quiso Luis Antonio de Villena compartir con los presentes que los propios miembros del Jurado se dieron cuenta, tras haber elegido los libros ganadores, que ambas obras tenían “una cierta sintonía común” marcada por los extremos temporales que implica la diferencia de edad de los poetas, los cuales “cierran el círculo de la última generación activa de la poesía española.” Hizo también referencia a la pluralidad de esa generación y apuntó que ya podríamos llamarla “Generación del 2000”, ya que empezó a manifestarse alrededor de ese año. Definió la obra de Lucas como “un libro muy trabajado y muy trabado” añadiendo que en él hay verso libre, pero también endecasílabos blancos o poemas en prosa, de forma muy estructurada y demostrando que tiene detrás “muchos autores”.

Antonio Lucas, XXVI Premio Loewe-foto Ux°o da VilaPara Villena, el autor se sostiene en la tradición y tiene referencias muy plurales, citando alguno de los poetas en los que se apoya, como el francés René Char y sus ecos surrealistas. La pérdida del amor, la amada ausente que no se nombra y el diálogo entablado con ella mantienen un tenso vínculo con un “claro elemento vitalista, de persona que se enfrenta con la vida cotidiana en su pluralidad”. Así, los dos poetas galardonados este año llegan, en palabras de Luis Antonio de Villena, “por caminos muy diferentes, a una misma sensación de desengaño, de pérdida, de falta de esperanza en el futuro”. Esta “crisis final del capitalismo” es -para Villena- la que aparece en estos dos libros, y la que aparece traducida en una poesía que presenta “mucha fuerza y cierta exaltación lírica, que tiende al lirismo puro y arrastra un elemento de configuración de un lenguaje básicamente irracionalista con una parte de claridad de parte aforística o sapiencial que nos habla del mundo contemporáneo”.

Los premiados acudieron a la cita puntualmente ilusionados, con palabras de agradecimiento y sus versos en la mano. Elena Medel volvió, tras conmover a los asistentes con sus poemas, al “fracaso y el desengaño” que dan vida a su libro, y Antonio Lucas supo regalar un guiño a sus compañeros de prensa que cubrían el evento como él mismo ha hecho tantas veces, tras declarar que “el Jurado de este premio da prestigio al galardón”. Al término del acto, ese mismo Jurado, satisfecho, recorría la sala y felicitaba a los poetas premiados.

Ganadores y Jurado XXVI Premio Loewe con Enrique y Sheila Loewe

La fiesta de la poesía no ha hecho más que empezar: este fin de semana verán la luz por primera vez los versos premiados; el viernes 15 de noviembre a las 19.30h, Elena Medel leerá parte de su Chatterton en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, como parte del Festival Eñe, con el que la Fundación Loewe colabora cada año. El sábado 16 a las 20.00h será Antonio Lucas quien, en compañía de José Manuel Caballero Bonald, Soledad Puértolas y la actriz Marisa Paredes, compartirá su poemario Los desengaños con los asistentes.

Los libros premiados se presentarán el próximo mes de marzo y serán publicados por la Editorial Visor de Poesía.

Fotografías de Antonio Lucas, Elena Medel, Enrique Loewe con Sheila Loewe, y Jurado y galardonados del XXVI Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe © Uxío da Vila para Fundación Loewe, 2013.