A lo largo de las últimas ediciones de nuestro Concurso de Piano Infanta Cristina, venimos observando cómo la balanza de compositores, épocas y estilos se inclina de uno u otro lado, según las preferencias de los concursantes. Sin embargo, parece que hay cierta tendencia a elegir determinadas obras o autores que tanto el jurado como el público asistente escuchan una y otra vez, edición tras edición… sin que por ello, nunca, lleguemos a cansarnos de oírlas, ni tampoco afecte a quienes tienen que valorar a los participantes; muchas son obras maestras.
Isaac Albéniz es el compositor elegido con mayor frecuencia por nuestros jóvenes pianistas -en particular las piezas del segundo Cuaderno de Iberia– seguido por J.S. Bach -con sus Preludios y Fugas de El clave bien temperado-, Chopin y Beethoven. Tras Albéniz y de entre los españoles, las obras de Enrique Granados son las más oídas en nuestro concurso y a continuación las de Manuel de Falla; otro compatriota, Antón García Abril, es el autor vivo de mayor presencia. Si nos fijamos en otras latitudes, Alberto Ginastera y sus 2 Danzas Argentinas encabezan las partituras de Latinoamérica y George Gershwin, con sus 3 Preludios, las de Norteamérica.
Como el abanico musical que los pianistas recorren es muy amplio, y con los datos que ya manejamos, es fácil deducir que J.S. Bach es el compositor barroco más interpretado, pero lo sorprendente es que prácticamente este autor hace desaparecer a cualquiera de sus coetáneos y solamente Haendel -aunque muy alejado- seguido de Domenico Scarlatti, tienen cierta presencia destacada. Continuando nuestro recorrido por la línea del tiempo y como no podía ser de otra manera, W.A. Mozart y F.J. Haydn -en un no desmerecido segundo plano- monopolizan con su presencia las obras del periodo clásico; el siglo XIX está muy bien representado sobre todo con Chopin, Beethoven y Liszt, y el XX -tras los ya nombrados Albéniz y Granados- está encabezado por otro compositor de entresiglos, Debussy, seguido por Ravel y Prokofiev.
Sin embargo, las interpretaciones con las que deslumbran nuestros premiados no siempre coinciden con los nombres que acabamos de citar: en las últimas ediciones aparecieron, por ejemplo, Brahms, Mussorgsky, Messiaen, Mendelssohn, Berg o Rachmaninov entre las obras fuertes de los ganadores en la categoría de Jóvenes Concertistas. Cada año hay sorpresas.